La pasión según CNN, por Laureano Márquez
IN MEMORIAM JOHANNES PAULUS II
La desaparición de Juan Pablo II ha desatado el vértigo de este tiempo tan particularmente acelerado. Cuando el Papa aún estaba en cama, ya CNN nos hacía una radiografía del cónclave, y éste aún no ha comenzado, y hasta se hablaba del posible sucesor del sucesor. José Levy, desde una terraza que tenía de fondo los apartamentos del Santo Padre, barruntaba el desenlace, explayándose con detalle en torno al significado de la intensidad de las luces en la ventana, en una extenuante cobertura ininterrumpida que no ocultaba su desesperación e incomodidad por la lentitud de la Iglesia y sus procedimientos.
Vivimos tiempos de velocidad, de fast food. Todo lo queremos aprisa y hemos perdido el tiempo del espíritu, que tiene otro ritmo y otras urgencias. Nos perdemos en la mala infinitud de los detalles, cerrando nuestros ojos a lo esencial, que se nos ha vuelto invisible.
¿Cómo frenamos esto?, ¿cómo se baja uno de esta montaña rusa, que nos ha acostumbrado a vueltas y vueltas cada vez más temerarias? No has terminado de leer el manual de tu nuevo celular cuando el aparato está convertido en una auténtica antigualla. En las librerías encuentras unos folletos al estilo de: “Todo Kant en 90 minutos, con un apéndice de dos páginas dedicado a Hegel”. Queremos comprimir, comprimir y acelerar. Profundizar, pero rapidito. Detenernos, pero no tanto: “10 prácticos y rápidos consejos para vivir tu vida con lentitud”, podría resultarnos un título útil. Yo no estoy contra el progreso, como dice la canción, pero nos va a dar un infarto planetario si continuamos a este febril ritmo.
Hemos perdido el gusto por la vida, los espacios de paseo del espíritu, los lugares del alma y sus misterios. No hay tiempo para el abrazo oportuno, para el gesto, para detenernos a vernos en el otro, para una conversación que no sea interrumpida por miles de sonidos entre los cuales Beethoven es sólo un repique. No saboreamos los alimentos. No pensamos. No sabemos a dónde vamos. Se nos ha olvidado el placer de la tinta dando forma a nuestros pensamientos sobre un papel.
En todas estas cosas me ha puesto a meditar la desaparición del Santo Padre, que marca nuestra entrada al tercer milenio, quizá el último de esta aventura, de esta reunión de sueños a la que llamamos humanidad. Que no nos agarre desprevenidos: “Velad porque no sabéis en qué día vendrá vuestro Señor”, comienza recordándonos el Papa en su testamento. Este estar atentos pasa por recobrar el sentido de la vida, por vivir con pausa, porque la desesperación de CNN es la nuestra. Las frívolas preguntas de Daniel Viotto desde Atlanta, responden a nuestra propia banalización de lo trascendente. Carolina Cayazo, Patricia Janiot y Glenda Umaña somos todos.