“La pérfida Albión”, por Simón Boccanegra
En todas partes se cuecen habas. Quién podía imaginar que los ingleses de Blair iban a ser tan pícaros y tracaleros como, digamos por ejemplo, cualquier trajinador del Tercer Mundo. Y, sí, lo son. El episodio del supuesto informe británico que “demuestra” la posesión de armas de destrucción masiva por Irak y que luego resultó el plagio de una tesis escolar de un estudiante de California elaborada hace ¡doce años!, ha puesto al desnudo, una vez más, la total inmoralidad de la guerra de Bush.
No han sido suficientes las “pruebas” infantiles que suministró Powell y que causaron hilaridad en Europa y en los propios Estados Unidos, no ha sido suficiente el cada vez más cínico discurso del presidente norteamericano, de modo que tuvo que venir Blair en auxilio de los gringos con ese “informe secreto” surgido de un James Bond de plastilina. Como si no fueran bastantes los sufrimientos que Saddam Hussein ha infligido a su pueblo, Bush y Blair planifican fría y desalmadamente una matanza y una destrucción que hará a los iraquíes recordar como una edad de oro los tiempos del tirano.