La política del dialogo y la negociación como fortaleza, por Luis Ernesto Aparicio M.
En el mundo de la política se conocen muchas mentes brillantes. Winston Churchill, es quien más resalta en la historia política mundial como uno de los grandes políticos, por su habilidad política para mantener unida a la Gran Bretaña en medio de la segunda guerra mundial.
En el cuadro de destacados lo acompañan unos más recientes, y todavía con vida, como Barack Obama, quien resalta por ser un pragmático en la política, hasta lograr inspirar y movilizar -aun lo hace- a multitudes y Angela Merkel, figura clave en la política europea por más de una década, con un liderazgo demostrado.
Afinando el pulso, podremos notar que hay algunos que están un poco más allá de nuestro espacio latinoamericano, lo cual no parece justo. Por eso acudo al cuadro que mi mente tiene sobre los más destacados como Mitchell Bachelet, José Mújica, Lula Da Silva, Ricardo Lagos, Rómulo Betancourt y uno que no tuvo la oportunidad de ser presidente, pero que muchas veces fue consultado por alguno de los anteriores: Teodoro Petkoff.
¿Hay más? Sin duda que los hay, pero estos son los que suelen aparecer en la memoria y discursos de analistas más fundamentados en los asuntos de la política, muchos de los cuales conocen sus discursos, acciones y habilidades mejor que yo. A estos y a usted, amigo lector, le dejo el espacio para que piense en ellos.
Más que una vuelta al pasado, o una cansada comparación, lo que esta vez traigo a la cuenta es que la democracia de hoy se siente más debilitada por la falta de este tipo de dirigente dedicado a la política realmente. No es que muchos no lo intenten, el problema radica en el hecho de que más que intentarlo, deberían practicarlo y asumir la cultura plena de la política.
El arte de la política se fundamenta en varios principios y habilidades esenciales que guían su práctica. Entre sus bases esenciales se encuentran: el liderazgo, la comunicación efectiva, la negociación y diplomacia, la comprensión de políticas públicas y la empatía y escucha, entre muchas.
La política implica tratar con una variedad de intereses y perspectivas, por lo que es fundamental la capacidad de negociar y llegar a acuerdos, para así evitar conflictos que pongan en riesgo la vida cotidiana de los ciudadanos y si se trata de rescatar o profundizar la democracia, cobra mayor importancia.
Por otra parte, para representar adecuadamente a sus electores, los políticos deben ser capaces de comprender y responder a las necesidades, preocupaciones y aspiraciones, tanto de las personas a quienes sirven como también a sus pares de similar línea política y a sus contrarias, en esto se resume la empatía y escucha activa.
Estos dos últimos principios, son los que mayor presencia deben tener en el accionar de todo aquel que desee conquistar la cima de la política para convertirse, quizás no como uno de los nombrados en las primeras líneas, pero si como un político comprometido con la búsqueda de soluciones anticipadas y que prevean escenarios probables.
Ahora bien, revisemos lo que va ocurriendo desde hace algunas décadas en Venezuela. Miremos si podemos identificar algún dirigente que practique cualesquiera de esos principios políticos, más allá de fingir o tratar engañar. Me temo que estaríamos en una larga espera para ver si podemos identificar a más de uno.
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Sin embargo, existen. Son aquellos que van anticipando y evaluando las acciones; los que escuchan sin agredir y buscan la formula para acercar puntos que difieren para así consolidar una unidad robusta que permita alcanzar el objetivo único de retomar el rumbo democrático que le fue arrebatado al país.
Más allá de las opciones irreales e individuales, hay que jugar a los acuerdos –aunque la palabra causa desazón en algunos– y a ellos se llega a través de negociaciones; primero entre los propios, y luego con aquellos que están del otro lado de la democracia, pero buscan sobrevivir. Eso es hacer política.
En resumen, es hora de retomar los principios éticos y colaborativos en el ejercicio político, tanto en Venezuela como en el resto del mundo, para enfrentar los desafíos actuales y promover sociedades más justas y democráticas.
Luis Ernesto Aparicio M. es periodista, exjefe de prensa de la MUD
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