La primera muerte de Salvador Garmendia, por Simón Boccanegra
Poco antes de morir, Salvador Garmendia recibió de la nueva jefa de la editorial Monte Avila, Mariela Sánchez, la noticia de que la publicación de su último libro, decidida por la directiva de Alexis Márquez y por la cual recibiera un sustancial adelanto, había sido cancelada. De Mariela Sánchez se dice que es atrabiliaria y malgeniada, de modo que a lo mejor no faltará quien diga que esas «son vainas de Mariela». De todos modos, este minicronista quisiera alguna explicación oficial, de Manuel Espinoza, acerca de este asunto. Es lógico que Monte Ávila se reserve el derecho de editar o no. Pero Salvador no sólo fue uno de nuestros más importantes narradores, lo cual, ya de por sí, es garantía de calidad literaria, sino que tenía el don de ser leído por decenas de miles, de modo que publicarle un libro era también un buen negocio para cualquier editorial. No quiero creer, y mucho menos de Manuel Espinoza y de sus colaboradores, que ya la revolución cultural inauguró su Santo Oficio y que la editorial del Estado sólo publicará obras «políticamente correctas». Ojo: se comienza por una «vaina de Mariela» y se termina en el «realismo socialista» y en los poetas presos o exiliados. No está de más que se aclare esta «vaina».