La propiedad es constitucional, por Simón Boccanegra
La propiedad no es sagrada, ha dicho nuestro Júpiter particular. Por supuesto que no lo es y un debate sobre eso es ocioso. No es sagrada, sino, simplemente, constitucional: SE GARANTIZA EL DERECHO DE PROPIEDAD reza el 115 de la Bicha. La propiedad sobre viviendas, autos o cepillos de dientes no está en discusión. Tampoco sobre las empresas, formales o informales. Por ahí no es por donde viene Hugo. La cosa tiene que ver con la propiedad de la tierra. Y lo que sí es cierto es que la Bicha no ampara ni puede amparar «propiedades» surgidas de cercas que caminan ni de la ocupación ilegítima de tierras de la Nación o baldías ni del forjamiento de documentos chimbos ni del desalojo violento de campesinos ni de la ley del revólver. La propiedad de la tierra no puede constituirse sobre el desconocimiento de los derechos de otros. En este campo, valga la expresión, hay mucha tierra que cortar. Para eso se supone que es la ley. Este minicronista se pregunta por qué Hugo, en lugar de estar todo el tiempo lanzando provocaciones, no termina de presentar el proyecto de Ley de Tierras, para que el asunto coja su cauce «pacífico y democrático» y cada quien tenga la propiedad de su terrón bien garantizada.