La reconversión de Aristóbulo, por Simón Boccanegra
Aristóbulo es un revolucionario tapa amarilla. Hasta hace nada Chávez lo había utilizado como candidato a dirigir a los trabajadores y sus sindicatos. Ahora lo nombró ministro de Educación, es decir patrono de uno de los más grandes sectores laborales del país, y no propiamente el menos conflictivo. Ya que el resultado de las elecciones sindicales no pudo catapultar al jacarandoso Aristóbulo a la silla sindical que le había ofrecido Chávez en su Gobierno, recibió el premio de consolación del asiento patronal. El propio mono de la baraja, pues. Con esto y con la previa decisión del tribunal supremo de declarar inadmisible el recurso de Aristóbulo contra las elecciones en la CTV, es de suponer que el CNE ya no continuará haciéndose el loco con lo de la victoria de Carlos Ortega. «Camión» Ruiz debe haberse paseado ya por el tremendo lío institucional que crearía si se le ocurriera desconocer la legitimidad de las elecciones sindicales. El Negro seguramente no se lo agradecerá: ¿dejar un ministerio, aun con todo lo espinoso que es, para volver al fragor de una campaña electoral, con bailoteo en el Poliedro incluido? ¡Cuidado con vainas, «Camión»!