La repentina e increíble preocupación de Maduro por los Derechos Humanos
El día de los inocentes sigue siendo el 28, pero Nicolás Maduro pretendió que este 22 de diciembre de 2020 muchos cayeran por inocentes cuando manifestó su pesar por la violación de los derechos humanos que se han producido durante todos estos años en que ocupa el poder en Miraflores.
En un acto de graduación de agentes de la Policía Nacional Bolivariana, Maduro, con cara de yo no fui, dijo «¿Ustedes saben que me duele a mí mucho, mucho? (…) no saben hasta cuánto me duele a mí cuando yo veo un caso y me llega la información de un policía violando los derechos humanos del pueblo en un barrio, que llegue un grupo de policías y le robe al pueblo sus televisores y sus objetos», dijo.
Sentía también dolor cuando se enteraba que había policías que secuestraban o cometían algún tipo de delito, porque la «revolución» tenía entre sus objetivos acabar con los abusos policiales. El dolor no le alcanzó para referirse a los manifestantes muertos durante todos estos años a manos de la policía, la Guardia Nacional o los grupos parapoliciales llamados colectivos, ni tampoco para los torturados en las cárceles que hay en el país. Al parecer, su corazón no es tan amplio.
Este repentino e increíble mea culpa de Maduro viene a producirse después de que la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, ha presentado varios informes donde denunció las reiteradas violaciones a los derechos humanos cometidos por funcionarios obedientes a Maduro.
No podemos dejar de recordar, que Bachelet solicitó la disolución de las Fuerzas de Acciones Especiales, un cuerpo de la Policía Nacional Bolivariana, petición que Maduro respondió dándole un mayor respaldo público a este cuerpo policial señalado de poner en práctica en el país la pena de muerte.
Recordamos el caso del capitán Acosta Arévalo, asesinado por las torturas a las que fue sometido en la Dirección de Contra Inteligencia Militar, y cuyos responsables fueron acusados por la Fiscalía de Tarek William Saab de una manera que soslayaba las torturas aplicadas. Tuvieron que echar para atrás tras los informes de Bachelet.
También está el caso de Geomar Martínez Natera, sargento mayor de tercera de la Guardia Nacional, quien relató para la serie documental La República que tortura, haber sido víctima de torturas y otros tratos crueles, como golpizas, negación de alimentos, aislamiento en condiciones precaria, afirmando que uno de sus interrogatorios fue presenciado por Nicolás Maduro, su esposa Cilia Flores y miembros del alto mando militar..
A los informes de Bachelet, hay que agregar el elaborado por la Misión de Determinación de Hechos, un mandato del Consejo de DDHH de Naciones Unidas, la cual comprobó las múltiples violaciones que cometen los distintos cuerpos policiales y militares, incluyendo la existencia de cárceles clandestinas donde los prisioneros son torturados. En este informe se determinó que en Venezuela se cometen crímenes de lesa humanidad y se hizo responsable de los mismos a Maduro, y los generales Vladimir Padrino López y Néstor Reverol.
Es por ello que las palabras de este 22 de diciembre tienen menos valor que el bolívar soberano. Para que Maduro logre recobrar cierta credibilidad en esta materia, debe dar muestras concretas de que la rectificación la comienza a hacer él, pues es responsable de las barbaridades que se han venido cometiendo. Por los momentos, no le creemos ni una palabra.