La república fallida y (III), por Simón García

X: @garciasim
Foto: La Historia 200
Venezuela está herida en el corazón
Relata Gual, que el 5 de julio de 1812 Miranda invitó, en su Cuartel General, a un almuerzo de cien puestos para celebrar el aniversario de la independencia.
En la sobremesa el General recibió una posta con un mensaje que leyó ante Roscio, Francisco Espejo y el Coronel Sata y Buss.
El mensaje decía: «Mi General: un oficial indigno del nombre venezolano se ha apoderado, con los prisioneros, del Castillo de San Felipe. Simón Bolívar».
Entonces el General pronunció en francés la frase premonitoria: «Venezuela está herida en su corazón».
Recuerda Gual que Miranda rompió el silencio de los presentes y dijo: «Ven Uds. señores lo que son las cosas de este mundo. Hace poco lo teníamos todo seguro: ahora todo es incierto y azaroso. Ayer no tenía Monteverde ni pólvora, ni plomo ni fusiles: hoy puede contar con 400 quintales de pólvora, plomo en abundancia y 3000 fusiles”.
Miranda opina que es inútil movilizar tropas a Puerto Cabello. La nota fue firmada el 1 de julio y la plaza debía estar en manos de Monteverde.
En efecto, Bolívar y ocho de sus oficiales que resistieron el cañoneo en las afueras del Castillo, acordaban ese día replegarse a Borburata y embarcarse para La Guaira.
La decisión de pactar una Capitulación no fue un acto personal de Miranda.
Fue consultada con miembros del Ejecutivo y del Congreso. Ellos le dan su aprobación y resuelven que Miranda inicie las conversaciones con Monteverde.
En la decisión participaron Roscio, Espejo, Gual, Fernández de León, Francisco Paul y el coronel peruano, Jefe del Estado Mayor del Ejército, José de Sata y Bush.
La consulta no pudo ampliarse porque la emergencia lo impedía: levantamientos locales de los realistas, deserciones, saltos de talanquera, incremento del descontento y de las críticas contra Miranda y la inminencia de una catastrófica derrota militar.
En ese debate Miranda expuso los mismos objetivos sobre la rendición de armas que antes le había explicado a Gual al encomendarle la misión de partir a Norte América en busca de ayuda:
Primero. Reducir la sangre y el sacrificio de los patriotas.
Segundo, evitar la violencia y la destrucción en la pequeña franja del territorio en manos del ejército patriota.
Y tercero: «Mirar en la dirección de la Nueva Granada, donde cuento con Nariño, quien es amigo mío. Con los recursos que podemos llevar nosotros de acá, oficiales, municiones, etc. y los que probablemente se obtengan allá, entraremos en Caracas, sin correr los peligros de toda índole que se ciernen sobre nosotros en estos momentos».
El cambio de líder
Este fue el plan que cumplió Bolívar poniendo en práctica una rápida sustitución del líder, anulado por su cautiverio en manos del enemigo.
La sustitución del líder comenzó con éxitos impresionantes en el tramo que va desde Cartagena hasta el recibimiento triunfal en Mérida donde Bolívar recibe el título de Libertador en 1813.
Todos unidos para hacer la guerra, pero aún sin norte claro sobre qué hacer el día después de ganarla. Las discordias y la ausencia de consensos constructivos encapota los cielos.
La República vencida
La primera República no fue un movimiento enteramente nacional, como lo demostró la no adhesión de tres de las siete provincias de la Capitanía General de Venezuela.
Parte importante de los miembros de distintas instituciones mantuvieron su lealtad al Rey y a la madre Patria.
No fue tampoco un movimiento unitario. Lo comprueba la persistente pugna entre dos corrientes principales, la revolucionaria y la reformista, sobre hasta donde llevar la lucha común por la independencia.
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El país se fragmenta transversalmente
Se padece una crítica situación económica, agravada por las calamidades que agregó el terremoto del 26 de marzo de 1812.
Y finalmente, la lucha de la emancipación absoluta tuvo que apoyarse en sus propios esfuerzos porque ninguna de las potencias amigas de la causa ayudó efectivamente.
El ocaso
El rebelde Miranda se muestra conciliador en su prisión de La Carraca. Insiste en la urgencia de la paz y se ofrece para mediar en favor de ella.
Celebra los triunfos de Bolívar, pero teme que la lucha por la independencia se convierta en una extendida y sanguinaria guerra civil. Se dedica a leer sus autores clásicos preferidos y se concentra en preparar, con sus amigos de afuera, una fuga de la prisión de las Cuatro Torres.
Ya cercano el día de la evasión, con un apoyo esperándolo en Gibraltar, la noche del 25 de marzo de 1816, sufre el ataque de apoplejía que cuatro Juntas médicas no pudieron superar.
La República fallida perdió a su líder. Venezuela a un gran patriota. Hispano américa al precursor de su libertad.
Simón García es analista político. Cofundador del MAS.
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