La revaluación del dólar, por Sergio Arancibia
La economía no es tan compleja como el gran público supone y como algunos economistas intentan hacer creer. Veamos, en los términos más simples posibles, el problema actual de los flujos internacionales de divisas y el precio del dólar, por lo menos en el ámbito latinoamericano.
Las tasas de interés en Estados Unidos han subido y/o amenazan con tener aumentos en el transcurso del año. Los bonos de la reserva federal están pagando una tasa cercana al 1.5 %, lo cual es el piso para todo el resto del sistema financiero norteamericano e incluso mundial. Pero que sea el piso – es decir, la tasa más baja a la cual se pueden colocar fondos en el sistema financiero – implica que todo el resto de las colocaciones posibles ofrecen tasas más altas. Eso hace que muchos capitales que andan por el mundo en busca de colocaciones rentables miren y viren crecientemente hacia los Estados Unidos y hacia las diferentes opciones que ofrece el sistema bancario y/o financiero de dicho país.
Que los capitales, sobre todo los de corto plazo, busquen el mercado norteamericano implica que abandonan a los países llamados emergentes – los países en desarrollo pero con mercados financieros y bursátiles relativamente ordenados – generando en estos últimos una menor oferta de dólares en el mercado local. En otras palabras, hay una cierta salida de capitales desde los países emergentes hacia Estados Unidos. Eso trae como consecuencia que el dólar se hace más escaso en los países de salida, y por lo tanto más caro. Se generan fuerzas que apuntan hacia la devaluación de la moneda local de esos países, o lo que es lo mismo, hacia la revaluación del dólar.
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Si se revalúa el dólar – en México o en Chile, en Colombia o en Brasil, y sobre tdo en Argentina – para nombrar los países en que este fenómeno se ha presentado con mayor fuerza en el transcurso de mayo – hay varias consecuencias en las economías locales. Por un lado, se benefician los tenedores de dólares, públicos o privados: bancos privados, bancos centrales, algunas empresas, y también ciudadanos que tuvieron la precaución de ahorrar en dólares. En líneas generales se benefician todos los que tienen activos en dólares, incluida en esta categoría las deudas por cobrar. Se perjudican los consumidores y los importadores, que tienen que sacrificar una cantidad mayor de sus activos e ingresos en moneda local para poder adquirir un dólar, o adquirir los bienes que se adquieren con dólares. También se perjudican los que tienen deudas nominadas en dólares. Los exportadores, por otro lado, se benefician, pues reciben una cantidad mayor de moneda local por cada dólar que consiguen por la vía de sus ventas internacionales.
El alza de la tasa de interés norteamericana no es la única razón por la cual se produce la revaluación del dólar en los países emergentes. Hay elementos locales que ayudan o que empujan en la misma dirección, tales como el déficit fiscal o el déficit comercial
También hay elementos contrarrestantes, que ayudan a que los elementos externos no golpeen a la economía local con mucha fuerza, tajes como el volumen de reservas que se hallan acumulado en el Banco Central, y que puedan ser utilizadas como colchón de ajuste frente a la salida de capitales privados, o la capacidad de endeudamiento que tenga el país. La suma y las restas de todos estos elementos determinará si el país entra en crisis o si se capea la situación con seguridad y elegancia. En alguna medida, eso es lo que ha estado pasando en el último mes en muchos países de nuestra América Latina.