La «revolución» arruinó a las industrias de Guayana y a sus trabajadores, por Damián Prat
Twitter: @damianprat
Una y otra vez hemos insistido en explicar que al arruinar y destrozar la producción de las industrias de la cadena ferrosiderúrgica de Guayana, del aluminio e incluso de la madera, la “revolución” ha causado un daño enorme a toda Venezuela.
No es solo una “frase hecha” que se diga “las empresas básicas”, al referirse a Sidor, Ferrominera, Bauxilum, Alcasa, Venalum, las briqueteras, Carbonorca, Proforca e incluso Sidetur. Justo es porque son la base de una cadena económica e industrial en toda Venezuela. Ese fue el diseño y el concepto –ese sí verdaderamente revolucionario y con visión de futuro y progreso– cuando comenzó la república civil a inicios de los sesenta.
Aprovechar las ventajas comparativas de Guayana: mineral de hierro (que podía ser transformado en acero), un enorme potencial hidroeléctrico en el Caroní y una magnífica “autopista” hacia el mar Caribe y el océano Atlántico, que es el río Orinoco. Luego se descubriría el potencial en aluminio a partir de la creación de Alcasa, luego la de Venalum y con la prospección y desarrollo de la explotación de los yacimientos de bauxita.
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En efecto, la consolidación de la producción de electricidad por el sistema hidroeléctrico y su transmisión a todo el país; la siderúrgica integrada que fue Sidor con sus numerosos productos finales y semiterminados de acero; el aluminio, tanto primario como laminado y, más adelante, la madera de los bosques “de Uverito”, permitieron que creciera en toda Venezuela un gran parque industrial creador de miles de productos necesarios, no solo la industria de la construcción que se potenció con las cabillas, los laminados y perfiles de acero y/o aluminio.
No hay una sola escuela, hospital, viviendas, edificios residenciales o de oficinas, centros comerciales, plazas, parques construidos entre los 60 y 2000 que no tenga cabillas o perfiles de acero de Sidor o Sidetur. También la industria petrolera –clave en Venezuela– que pudo sustituir la importación de millones de tubos de acero para perforación y movilización de fluidos.
Incontables industrias de todo tipo (metalmecánica, automotriz, de piezas, partes, envases, agrícolas) que compraban productos de acero y/o aluminio para fabricar miles de cosas necesarias. Y pare usted de contar.
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El emporio industrial de Guayana, desarrollado a partir de casi cero, pero aprovechando ventajas comparativas, transformando materias primas con alto valor agregado, le sirvió a Venezuela como base para desarrollar una enorme cadena económica e industrial a lo largo de todo el país, generadora de muchos cientos de miles empleos productivos y de productos necesarios para la vida.
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Era también una fuente importante generadora de divisas gracias a la exportación de muchos productos propios y de las industrias derivadas con valor agregado.
¿Todo era perfecto? No.
¿Podía ser mejor? Sí.
¿Había nuevas metas por alcanzar? Seguro.
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La Guayana industrial hizo nacer y desarrollar una ciudad de un millón de habitantes, donde antes no había mucho más que “monte y culebra”. Por cierto, la única ciudad planificada del país. Con una gigantesca “clase media obrera y profesional” que a su vez era fuente de progreso para mucha otra gente.
La ciudad con el mayor porcentaje de ingenieros de toda América Latina, en proporción con su número de habitantes. Con decenas de miles de trabajadores con calificación técnica, cuyo nivel de ingresos (conquistado con luchas laborales) sostenía otros empleos por su capacidad de consumo.
Todo eso era progreso.
Buena parte de todo eso fue “esfaratao” por la “revolución”.
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Es un tema necesariamente recurrente en ésta columna, como es lógico y necesario.
Veamos hoy unos pocos indicadores.
Sidor llegó a producir 4 millones 300 mil toneladas de acero líquido. Incluso en antigua época estatal alcanzó 3 millones 100 mil. Producía 280 mil toneladas/año de hojalata (su producto “lomito”) y 370 mil toneladas/año de cabillas. También, 70 mil toneladas de tubos para la industria petrolera. Hay más indicadores, pero basta con ellos para comparar.
En 2012, cuando escribimos “Guayana: El Milagro al revés”, la producción de Sidor había sido tan destrozada por la robo-lución, que apenas alcanzó 1.8 millones de toneladas de acero. O sea, 60% menos. Y para 2014, cuando escribimos el capítulo sobre Guayana en “Del Pacto de Punto Fijo al Pacto de La Habana”, libro a 12 manos coordinado por José Curiel, ya la producción de Sidor apenas alcanzaba un millón de toneladas.
Los dos años siguientes no llegaba a 300 mil toneladas. Hoy, la Acería de Planchones de Sidor, por ejemplo, tiene mas de dos años sin una sola colada de acero. Leyeron bien: cero
Entre Venalum y Alcasa, ambas estatales. producían todos los años entre 600 mil y 630 mil toneladas de aluminio.
Hoy Alcasa está desmantelada y Venalum tiene activas apenas el 5% de sus celdas de reducción.
Bauxilum Mina va este año camino a cerrar con poco mas de 250 mil toneladas de bauxita cuando lo normal era entre 5.5 y 5.9 millones.
Hay mucho otros indicadores. Imposible mencionarlos todos en una sola columna. Ferrominera, las briqueteras, Bauxilum planta, Sidetur, Carbonorca, la Madera. Las obras y proyectos industriales jamás terminados.
Con esto, queda claro el tamaño de la ruina y destrucción causados por el chavo madurismo.
Piensen y calculen el daño profundo al resto de la producción industrial en toda Venezuela. Cientos de empresas cerradas o semicerradas. Algunas sobreviviendo con importaciones.
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La otra cara de la moneda es la ruina causada a muchas decenas de miles de familias de los trabajadores de esas industrias e incluso muchas otras decenas o cientos de miles de familias en sectores complementarios.
El régimen de Maduro violó la Constitución y la Ley del Trabajo al dictar el decreto o memorándum #2792 que deja sin efecto los contratos colectivos. Una medida creadora de miseria y ruina social.
El trabajador industrial de Guayana apenas sobrevive salarialmente. Su familia y su entorno se han empobrecido brutalmente. E impactan con su incapacidad de consumo a muchos otros de quienes ellos eran consumidores de productos. Como es obvio, hay mucho más que escribir y analizar. Seguiremos
TIP 1: La Consulta Popular Nacional. Es una oportunidad para crear organización ciudadana y movilización. Una oportunidad para contrastar con el fraude 6D. Alza tu voz.
TIP 2: Las tres preguntas definitivas. Las informó ayer el diputado Freddy Guevara y las aprobó la AN legítima
1. ¿Exige Usted el cese de la usurpación de la Presidencia de parte de Nicolás Maduro y convoca la realización de elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y verificables?
2. ¿Rechaza usted el evento del 6 de diciembre organizado por el régimen de Nicolás Maduro y solicita a la comunidad internacional su desconocimiento?
3. Ordena usted adelantar las gestiones necesarias ante la comunidad internacional para activar la cooperación, acompañamiento y asistencia que permitan rescatar nuestra democracia, atender la crisis humanitaria y proteger al pueblo de los crímenes de lesa humanidad?
Damián Prat es periodista y exconcejal.