La revolución se da con las espuelas, por Simón Boccanegra
Cada día que pasa la revolución tropieza con la fea trompa de la realidad pero se niega a asumirla plenamente y por tanto llena de confusión a su propia gente. El Gran Comunicador y Pedagogo debería utilizar sus cadenas para explicar, sobre todo a sus ingenuos batallones, lo que ya él ha comprendido perfectamente: que las buenas intenciones llevan derechito al infierno. Al no hacerlo se da con sus propias espuelas. Por ejemplo, si hubiera explicado que por muy justo que ello sea, no hay recursos para homologar las pensiones al salario mínimo, no estaría en este brete en que su propia gente no entiende un decreto sobre salario mínimo del cual piensa que más salvajemente neoliberal no puede ser. Hugo sí sabe ya que no hay almuerzos gratis pero prefiere seguir mareando al soberano y a sus fieles con un discurso que condena al neoliberalismo por sacrificar el gasto social. Por eso Blanquita tiene que dar la cara por un decreto tan, pero tan revolucionario, que llega a lo nunca visto: le birla a los trabajadores dos meses de salario al no establecer la retroactividad al 1° de Mayo.