La salida pragmática, por Laureano Márquez
Quien suscribe no es pragmático. Es decir, no creo que la verdad de todos los postulados dependan de su utilidad práctica. Creo en la validez de ciertas verdades y de principios éticos y morales.
Ahora bien, dado que nuestra patria vive una tragedia de dimensiones colosales y si esta gente permanece en el poder quedaremos como Cartago (“que con fuego y con sal borró el latino”), me atrevo a proponer una salida pragmática urgente, de nulo fundamento ético y moral (advierto, puede detener su lectura aquí). A esta gente no es que hay que facilitarles la salida, más aún, hay que hacérselas atractiva. En tal sentido propongo:
1- Acordar un sueldo vitalicio en dólares para la alta nomenclatura del régimen, de acuerdo a su estatus y nivel (o desnivel, como quieran verlo). El que quiera puede ir a Cuba o Rusia a vivir, pero si se sienten inseguros allí o quieren permanecer en el país, pueden quedarse en una urbanización especialmente designada sólo para ellos, donde no haya vecinos que hagan escraches, con parques y supermercados de productos importados con subsidios, escuelas privadas bilingues para sus hijos, etc. Dicha urbanización contará con vigilancia para su protección y todos los servicios, planta eléctrica para ahorrarles las penurias eléctricas que ellos mismos han producido. Garantía absoluta de que todos los fondos sustraídos a la nación permanecerán en su poder, de que nada les será confiscado.
2- A los miembros de los colectivos se le entregarán 100 mil dólares por cada arma devuelta y se garantizará para siempre su caja CLAP.
3- A los cubanos, rusos y chinos, plenos respeto a los derechos adquiridos sobre nuestra soberanía: a los chinos les interesa fundamentalmente cobrar, pues garantía de que se les pagará hasta el último céntimo. A los cubanos la seguridad de que el suministro gratuito de petróleo continuará sine die e incluso en mejores condiciones, porque si se recupera la industria petrolera podría hasta mejorar. A los rusos sociedad en la explotación del oro con el Estado venezolano, con la única condición de que no asesinen a nuestra población autóctona. Negociar con ellos la progresiva salida de sus tropas en el país. Del G2 cubano, quedaría el mínimo personal indispensable para la defensa de sus intereses en el país.
4- A los militares: garantías de que todo lo sustraído permanecerá en sus manos, sus propiedades intactas, haciendas, ganado, esposas catiras y todas esas cosas que a ellos les gustan. Un acuerdo con la institución armada para el progresivo desmantelamiento del negocio del narcotráfico y facilidades para el lavado y legalización de capitales. Se les asegurará un par de años más de impunidad en esa materia, una suerte de transición a una vida legal en la que todas sus marramucias del pasado quedarán condonadas (del verbo condonar, perdonar una pena o deuda).
Sé que después de esta propuesta, mis convicciones morales quedarán en entredicho ante los lectores. Pueden que algunos encuentren descabellada, maquiavélica, la propuesta e incluso me odien por este escrito, pero les digo algo de corazón: lo que acaban de leer constituiría para el chavismo una verdadera salida y para Venezuela, el mejor negocio de toda su historia.