La soga en la casa del ahorcado, por Simón Boccanegra
Este minicronista no se va a pronunciar sobre el fondo de la materia que discute la Coordinadora Democrática en cuanto a si se debe dialogar o no con el gobierno. Pero irrita el argumento que utilizan AD y Copei para oponerse a ello: que no se debe dialogar con asesinos. Caramba, si ese «argumento» fuera válido, ¿qué hacen el gordo Marín y el cura Calderón sentados al lado de Esculpi y de la gente de Bandera Roja, a los cuales acusaban de «asesinos» y «bandoleros» hace algunos años? Por otro lado, con ese «argumento» adecos y copeyanos podrían ser cuestionados como miembros de esa Coordinadora porque ¡vaya que hubo gente asesinada durante los gobiernos de esos partidos! Y no hablo de los caídos en combates, por allá por los sesenta, porque guerra es guerra; no, no, me refiero a los estudiantes asesinados en manifestaciones o a las personas que perdieron sus vidas en los sótanos de la tortura y en los TO. Cuando se hace política nombrando continuamente la soga en la casa del ahorcado se corre el riesgo de darle argumentos a sus adversarios. Si no, oigan a García Ponce.