La tierra es plana, por Gregorio Salazar
X: @goyosalazar
Le resultó lo más parecido a como si el 28 de julio, a eso de las 12 a. m. y estando en el cuarto del baño, oyera del otro lado de la puerta la voz del menor de los hijos que le avisaba con voz de asombro:
–¡Papá, ahí está Amoroso en la televisión diciendo que la tierra es plana…!
–¿Cómo que plana? ¡Qué vaina es esa? ¡Desde Pitágoras la humanidad sabe que la tierra es redonda!
–Bueno, ahí está Amoroso diciendo que la tierra es plana.
–Pero ¿qué tiene en la mano? Un nuevo mapamundi, un atlas antediluviano o un invento pseudocientífico de los rusos?
–No, está leyendo una servilleta.
Usted sale con premura del baño y ante el aparato de televisión se cerciora del fenómeno que reta todo raciocinio. Le da por caminar de un extremo a otro de la sala rumiando su desconcierto. «Esto no puede ser… Alguien debe estar loco… A lo mejor me quedé dormido esperando el resultado de las elecciones y ahora estoy en medio de una terrible pesadilla».
Pero usted sabe que se autoengaña porque se pellizca y el retorcijón de piel le duele, confirmando que tristemente usted está despierto. Y ahora siente que las orejas se le han puesto calientes. A lo mejor se le ha subido la tensión y decide refugiarse en su dormitorio. Allí se sienta en la cama y está cavilando con las sienes aprisionadas entre las manos, cuando el mismo chamo entra corriendo al cuarto.
–Papá, ahí está María Corina diciendo por las redes que la tierra es redonda…
Usted se despega del colchón en un brinco:
–Pero claaaaaro, ¡coño!. ¡Claro que es redonda! Tú sabes que es redonda y yo lo sé desde primer grado: «La tierra es redonda, achatada en los polos y ensanchada en el Ecuador».
No obstante, pasa la noche zozobrando en el desvelo, aunque no renuncia a que con el nuevo día sobrevenga un milagro y las dudas se disipen como las tinieblas frente a la luz del sol. Pero no tarda mucho en toparse con la cruda realidad y saber que lo suyo fueron meros vapores de la fantasía.
Y es que Amoroso está otra vez en la pantalla del televisor diciendo que va a proceder a ungir a Nicolás Maduro Sumo Pontífice del Terraplanismo Universal. Lee cuatro pendejadas en una servilleta ya mugrienta y a punto de deshacerse, se monta en un taburete y coloca a Maduro un bonete azul celeste con dibujos amarillos de soles, lunas y estrellitas, con lo que el señor queda como un remedo de mago medieval con bigotes. Dicta su primera gran sentencia:
—Óiganme bien, terroristas, conspiradores, traidores a la patria, incitadores del odio, obstaculizadores de la vía pública y guarimberos de toda laya. ¡La tierra es plana para todos los efectos! Y mejor vayan aceptándolo de una vez y para siempre.
Hace un pausa.
–Sin embargo, como prueba de mi magnanimidad y para que ustedes y los poderes imperiales queden satisfechos, voy a recurrir al Supremo Tribunal de Cosmografía y Astrología, quien dará el veredicto definitivo. ¡Impelable e inapelable!
En el interín entra en acción el coro de sicofantes. Las Indiras Gandules, los pérez pirocos, los carajaletes regordetos a repetirnos por sus plataformas ahítas de verdines que la tierra es plana, sí señor, tal como lo había anticipado meses antes en sus infalibles estudios de opinión Oscar, el de los muchos lances crematísticos.
El bombardeo es tal que usted, como muchos, siente inexplicablemente que lo carcome la duda y acude desesperadamente a Wikipedia, buscando un oasis de racionalidad. Allí lee: «Desde Aristóteles casi ningún filósofo o astrónomo serio ha dudado de que la tierra es una esfera». Aleluya.
Pero el anuncio de los astrólogos del régimen ya está cantado: «Señores, la tierra es plana y no hay más que hablar. Por lo tanto, se recomienda caminar con mucho cuidado por los bordes, pues si resbalan irán a dar a un mundo fantasmal, peor que el de esta misma corte. Esto es tan cierto que hemos estado a punto de perder uno de nuestros peritos. Afortunadamente, el rector Quintero lo sostuvo a tiempo por el tapabocas. Es Justicia. Perro a ladrar».
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Hasta aquí la joda. Si los párrafos precedentes le movieron a hilaridad en medio de tanta calamidad nos disculpamos. Por reducción al absurdo hemos venido a llover sobre mojado. A ratificar que la lucha cotidiana de los venezolanos es entre la verdad en manos del pueblo y la mentira sin medidas, que un régimen pretende convertir en modus vivendi para todos y modus operandi para ellos.
El fraude, el golpe, los muertos, la represión no han sido ejecutados por quienes (des) gobiernan, sino por quienes intentan oponerse a sus desmanes. Y sobre esa base tienen patente de corso para perseguir y encarcelar a la dirigencia política y a más de 2 mil venezolanos, incluyendo un centenar de menores de edad. Venezuela vive asomada al borde del abismo. ¿Hasta cuándo?
Gregorio Salazar es periodista. Exsecretario general del SNTP.
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