La trampa sale, por Teodoro Petkoff
El chavismo tiene una manera socarrona de adelantar sus tropelías, que consiste en darles un barniz legal. Aprovechando su control casi total del Parlamento, se las arregla ya sea para convalidar con alguna «ley» un atropello previamente cometido (por ejemplo, el arrebatón a la Alcaldía Metropolitana, cohonestado después por la AN), ya sea para tenderle la cama legal al que tienen en mente perpetrar después de aprobada la «ley». Por ejemplo, la artimaña que quieren montar para las próximas elecciones parlamentarias (válida también para las municipales) está siendo discutida en estos mismos días en la Asamblea Nacional. Se trata de la Ley Orgánica de Procesos Electorales.
El meollo de la trampa está en la reducción sustancial de la «representación proporcional», que es una norma constitucional, y que junto a la de «personalización del sufragio», están establecidas en el artículo 293 de la Constitución.
«Personalización del sufragio» significa elección por sus nombres, es decir, nominal, de candidatos individualmente presentados en circunscripciones o distritos electorales. «Representación proporcional» significa la presentación de candidaturas por listas, para cada estado o municipio; eligiéndose de cada lista en proporción a los votos obtenidos por quien la presenta.
El sistema nominal es mucho menos democrático que el de la representación proporcional, porque privilegia a la minoría más grande y desfavorece, casi hasta su desaparición del mapa electoral, a las minorías más pequeñas. El truco está dirigido, pues, a favorecer al PSUV, en detrimento de las agrupaciones más pequeñas.
La correlación entre «nominales» y «proporcionales» varía, con relación al sistema actualmente vigente, «coincidencialmente», en las nueve circunscripciones más importantes (Capital, Anzoátegui, Aragua, Bolívar, Carabobo, Lara, Miranda, Táchira y Zulia), dando al PSUV la posibilidad de obtener bastantes más diputados de los que les daría el número de sus votos, de regir la proporcionalidad. El objetivo es claro. Se hace una ley pret-a-porter, una ley a la medida del PSUV. Se bendice el atropello con anticipación. Esta arbitrariedad tan antidemocrática y ventajista debe ser resueltamente enfrentada y derrotada, pues ni siquiera los partidos minoritarios del oficialismo están de acuerdo con ella. Si la ley fuere aprobada en su versión actual, sus efectos, sin embargo, pueden ser contrarrestados con la unidad. Si los adversarios de este esperpento logran candidaturas únicas y unitarias, tanto para las listas como para los nominales, el tiro puede salirle por la culata al oficialismo.