La unidad es necesaria, por Luis Martínez
La opción electoral se fortalece en la mayoría de la población venezolana según algunos sondeos de opinión. Ante la incertidumbre por no tener una ruta clara para salir del gobierno y producir el cambio que ansía, gana fuerza la participación en un proceso electoral que permita dirimir las diferencias, a la vez que se re institucionalice los poderes públicos.
El dilema actual para la oposición organizada está en el evento electoral que debe realizarse en 2020. Constitucionalmente no cabe duda que el proceso para escoger los diputados a la Asamblea Nacional tiene que realizarse a finales del próximo año, pues vence el periodo de la actual AN que va de enero de 2016 a enero de 2021. Sin embargo, política y constitucionalmente, es la elección presidencial la opción electoral más requerida para lograr la estabilidad institucional del país. Una nación no puede permanecer por mucho tiempo con poderes públicos duplicados aunque estos, como la vienen haciendo, cohabiten para resolver algunas necesidades prioritarias.
También es cierto que la mayoría de la población reniega del actual CNE y mientras este permanezca, la intención de la gente a participar se verá minimizada. Y esa puede ser la carta que el gobierno busque jugar, desestimular el voto como siempre lo han hecho, con el propósito de pretender permanecer en el poder con la pírrica minoría que aún mantienen.
Quizás a quienes gobiernan les importa un pepino lo que la gente piense, pero deberían tener cuidado con los cálculos que realizan, pues cerrar opciones democráticas para dirimir los conflictos, puede generar reacciones violentas indeseables las cuales se saben cuándo se inicia, mas no cuando terminan.
La dirigencia de la oposición venezolana tiene en esta coyuntura, la enorme responsabilidad de aglutinar bajo una misma estrategia, no solo a los factores políticos que la integran, sino también a amplios sectores civiles que sufren con desespero la enorme crisis que los agobia.
Juan Guaidó aún está a tiempo de convocar con total amplitud a los factores políticos de la oposición, para unificar criterios en torno a una única estrategia que permita en corto plazo el logro de un cambio político en el país. Hoy prevalece la dispersión y si bien se cuenta con importante apoyo internacional, este no es suficiente para cambiar al gobierno usurpador de Maduro.
Estamos en una importante coyuntura política. El pueblo venezolano está sufriendo una crisis económica y social de proporciones nunca vistas, con una situación política inédita que agrava aún más la crisis, pues la única representación institucional legitima es la actual AN y su periodo se vence el año próximo.
Ante todo, ese escenario de crisis múltiple, es necesario que los líderes se empinen por encima de su interés particular o de grupo, pues el pueblo venezolano lo que quiere es un cambio democrático que unifique los poderes públicos y que estos estén al servicio de los ciudadanos, no de parcialidad política alguna. Los triunfos obtenidos por la oposición en estos últimos 20 años, siempre han estado apuntalado por una estrategia unitaria. Con ello se derrotó a Chávez en un referendo y con ello se derrotó a Maduro en las parlamentarias del 2015. Hoy, la unidad es necesaria.
Docente universitario