La unidad siempre será necesaria, por Héctor Pérez Marcano
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Hoy, cuando se cumple un aniversario más del glorioso 23 de enero del 58 me doy cuenta de que ha sido el día más feliz de mis años de existencia, de los cuales dediqué 75 a la lucha por la libertad y la democracia.
Los recuerdos son imborrables. Pasé todo el día montado en un carro cuya carrocería yo golpeaba y a la par gritaba «Viva Acción Democrática. Juventud AD». Portaba en la mano derecha una botella de Ron Carúpano y cada tanto me mojaba el gañete con un trago del ron oriental.
Yo diría que tenía distintas emociones. Ese día había abrazado en la Av. Bolívar a Américo Martín que venía de la cárcel de El Obispo encabezando una manifestación que se dirigía a la Seguridad Nacional para liberar a los presos políticos allí retenidos.
Como a las 4 de la tarde recordé que tenía una cita con otros líderes para comenzar a organizar al movimiento clandestino universitario con quienes trabajé planificando la huelga del 21 de noviembre de 1957 que tuvo una gran repercusión política. Entonces, hacia allá me dirigí para encontrarme con Héctor Rodríguez Bauza, Germán Lairet y José de la Cruz Fuentes que junto conmigo formábamos la dirección clandestina del Movimiento Universitario y que ese día decidimos organizar a ese estudiantado en Centros de Estudiantes electos democráticamente, por ellos mismos.
Representantes de las 4 juventudes de los 4 partidos que combatieron a la dictadura. Aquel 21 decidimos que Jesús Ramón Carmona, como estudiante de derecho, encabezara la huelga en la facultad respectiva. En efecto, se fue a la facultad y de un puñetazo rompió el vidrio de la puerta que separaba del curso a los estudiantes que estaban recibiendo la clase del día.
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Carmona arengó al estudiantado y lo incitó a recorrer el campus en son de huelga y manifestar ante un Congreso Internacional de Cardiología que se realizaba ese día en el edificio del Anátomo Patológico, de manera tal que pudiera conocerse en el exterior la lucha del estudiantado venezolano contra la dictadura que nos gobernaba. Inmediatamente vino la respuesta del régimen que envió a sus agentes a la universidad para detener a quienes encabezaban el movimiento.
Muchos estudiantes fueron capturados y luego torturados en la Seguridad Nacional, edificio cercano a la Plaza Morelos, es por ello que Jesús Ramón Carmona encabezó la directiva de la Federación de Centros Universitarios que volvía a la legalidad y a la unidad que había roto Rafael Caldera al dividir al movimiento estudiantil desconociendo a la FEV fundando la UNE, Unión Nacional Estudiantil, que representaba y apoyaba el movimiento fascista que en España implantó Francisco Franco.
Allí se inició la reorganización del Movimiento Estudiantil que le daba continuidad a la Federación de Estudiantes de Venezuela que había seguido las luchas universitarias de 1928. En efecto, se refundó la gloriosa FEV del 28 y el movimiento estudiantil venezolano reinició su lucha por la Autonomía Universitaria que sería proclamada posteriormente por el presidente de la República de ese entonces Dr. Edgar Sanabria y su Ministro de Educación Dr. Rafael Pizani. El Movimiento Universitario recuperó su combatividad y organizó en Centros de Estudiantes al estudiantado que sumados conformarían la nueva Federación de Centros Universitarios-FCU.
La lección de la unidad del 23 de enero del 58 repercutió positivamente en el Movimiento Estudiantil que se reorganizó al calor de la FCU de la Universidad Central de Venezuela. Recuperó así su papel de vanguardia política que siempre había desempeñado y pasó a ser vanguardia de la lucha que los partidos desarrollaban contra la dictadura en la clandestinidad.
La gran lección política del Movimiento Universitario fue la organización que primero constituyó una expresión de la Unidad necesaria para combatir a la Dictadura. En efecto, estábamos organizados con rigurosas normas de hermetismo clandestino. Los integrantes de la directiva del Frente Universitario no sabíamos los nombres de los demás compañeros, donde vivían menos. Ello permitió que la caída de un compañero en las garras de la Seguridad Nacional no repercutiera en la organización.
Hay una graciosa anécdota que refleja la importancia de la unidad. Un buen día se presentó a la reunión José de la Cruz Fuentes con un pedazo de gofio, yo le pregunté si por casualidad ese era Gofio Cumanés y me dijo que sí, que me daría un pedazo. Héctor Rodríguez Bauza reclamó el suyo y explicó que le gustaba mucho pues él era margariteño. Dijo lo mismo y descubrimos que los tres dirigentes del FUC éramos margariteños. Por ello cuando cayeron presos Germán Lairet y Américo Martín la hermética seguridad permitió que los sustituyéramos con Rodríguez Bauza y mi persona.
¿Qué debemos resaltar de tantos años de lucha? Obviamente la unidad del movimiento opositor al régimen de turno permitió varias veces la victoria popular. Primero, el 2 de diciembre de 1957 el pueblo desoyó el planteamiento abstencionista que AD y Rómulo Betancourt sostenían y se volcó en las Mesas Electorales derrotando por paliza a los candidatos del Frente Electoral Independiente-
FEI. Esa misma unidad logró el 23 de enero del 58 la huelga general tan exitosa que puso en fuga al Dictador Marcos Pérez Jiménez. Más adelante en el 2015 los candidatos unitarios en planchas similares obtuvieron una glamorosa victoria electoral al tener los dos tercios de la Asamblea Nacional que establece la Constitución para gobernar sin mayores obstáculos.
Lamentablemente la torpe dirección política de entonces malbarató la mayoría aplastante obtenida por la oposición y así vemos que ha sido la unidad siempre el factor común que ha permitido las victorias populares del 57, del 23 de enero del 58 y de diciembre de 2015.
Es obvio que la unidad es siempre el factor aglutinante que ha permitido las victorias populares. Luego estamos frente al reto de luchar unitariamente para vencer.
Héctor Pérez Marcano fue dirigente político y diputado del Congreso de la República.
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