La venganza de Jorge Rodríguez, por Simón Boccanegra
La Avenida Intervecinal, que va desde la Procuraduría de la República, en Santa Mónica, hasta la parte alta de Colinas de Bello Monte, en su tramo desde la entrada a Cumbres de Curumo hasta la fila del cerro, es donde Jorge Giordani reveló que los Ferraris que ambiciona perderían los amortiguadores, dado el paisaje lunar que es esa vía. Cráteres por todas partes. Durante años, por razones inexplicables, ese trecho no ha sido asfaltado y su recorrido es una tortura tanto para los miles de conductores que se ven obligados a utilizar esa vía como para las familias que habitan a su vera y que varias veces han colocado pancartas pidiendo atención. Pues bien, hace más de un mes Jorge Giordani debe haber pensado que al fin podría comprarse sus Ferraris porque su tocayo, el alcalde de Caracas, mandó unas máquinas que rastrillaron el asfalto que quedaba. Alegría de tísico. Las máquinas desaparecieron y ahora la cosa está peor. A los huecos, que no han desaparecido, se añaden los entornos de concreto de las bocas de agua y alcantarillas, que sobresalen y son peores que los huecos, y, encima, un polvero insoportable. Este minicronista sospecha que esto debe ser una venganza de Jorge Rodríguez contra Giordani. Cualquiera habría pensado que una vez Giordani puso en evidencia al alcalde, la vía sería asfaltada de inmediato, pero no fue así. Pasaron meses antes de que comenzaran los trabajos, con el rastrillado. El alcalde lo hizo a propósito, no me cabe duda. Ahora, la nueva demora no puede tener otra explicación: Jorge Rodríguez continúa vengándose de Jorge Giordani. ¡Así, así, así es que se gobierna!