La voz de play, por Simón Boccanegra
Hoy arranca la pelota profesional. En buena hora porque la gente necesita ese vigoroso antiestresante y, seguramente, con crisis y todo, siempre habrá algunos churupos para ir al stadium. Este año hay un estímulo adicional: la posibilidad de ver en acción a peloteros venezolanos que han brillado como nunca antes en las Grandes Ligas. Esta ha sido la temporada de la explosión venezolana.
Pitchers, catchers, infielders, outfielders, bateadores de 300, jonroneros y empujadores: de todo hay en el juego ahora. Algunos de los nuestros están entre los grandes nombres, entre los que exhiben mejores numeritos ofensivos: Bob Abreu, Richard Hidalgo, Magglio Ordóñez, que en sus primeras cuatro temporadas tiene mejores cifras que las de Barry Bonds y Sammy Sosa en el mismo lapso. Y ahora que se despide Galarraga, ese muchacho que ha capturado la imaginación de la fanaticada: José Miguel Cabrera, como el año pasado lo hizo Francisco Rodríguez, que esta vez, aún en el relativo anonimato de los relevos largos, demostró que lo suyo no fue un lechazo.
Este país agobiado por una crisis interminable sabe que la entrañable emoción del béisbol lo reconcilia consigo mismo hoy más que nunca.