Las 7 maravillas de la revolución, por Tulio Ramírez
Twitter: @tulioramirezc
Recuerdo que la profe Alicia, la de Educación Artística de 1er año de bachillerato, nos comentaba que el hombre siempre ha sido capaz de crear cosas extraordinarias. Quizás algunas no han logrado sobrevivir por el paso del tiempo, pero no han desaparecido de la memoria de la humanidad.
Nos hablaba de las llamadas 7 Maravillas de la Antigüedad con tanto entusiasmo que lograba captar la atención de una clase que dormitaba en esa asignatura, por lo criminal del horario (de 1:00 pm a 2:45 pm).
La profe Alicia no solo daba un discurso, también nos mostraba las imágenes de maravillas como la Pirámide de Keops, el Templo de Artemisa, los Jardines Colgantes de Babilonia, la Estatua de Zeus, el Mausoleo de Halicarnaso, el Coloso de Rodas y el Faro de Alejandría.
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El enorme libro con tapa dura y páginas con papel brillo, iba pasando de pupitre en pupitre dejando en nosotros, unos imberbes recién llegados de la escuela primaria, una sensación de asombro y orgullo por lo que fueron capaces de construir nuestros ancestros. Como yo era el más avispado, aclare a mis compañeros, que no eran fotos, porque para la época no existían las cámaras Kodak. La profe me felicitó.
La profesora también nos enseñó que no solo en el Mundo Antiguo se hicieron cosas consideradas como íconos del ingenio humano. El Mundo Moderno también había dejado su legado. Obras como Machu Picchu, Chichén Itzá, el Coliseo Romano, el Cristo Redentor, la Gran Muralla China, el Taj Mahal y la Ciudad de Petra, todas en pie, nos hablaban de la incansable búsqueda de lo trascendente.
Hoy día, no me queda más que afirmar que en esa materia la revolución bolivariana no podía quedarse atrás. El Socialismo del Siglo XXI ha creado sus Maravillas para demostrar que es capaz de superar a la derecha milenaria y retrógrada.
Obras como la Pirámide Fucsia de la autopista Valle Coche donde se sospecha está enterrada la partida de nacimiento tantas veces solicitada y el acta de defunción del Galáctico, se ha convertido en un emblema para la ciudad; el Ultramán Dorado y punketo de la autopista Francisco Fajardo, preparándose para patear al gato que tiene adelante, se ha convertido en un obligado referente para los conductores; el gigantesco Skatepark que sirve como techo al moderno mausoleo construido detrás del viejo Panteón Nacional, hoy en día es el reto de todos los patineteros del mundo.
Cómo dejar fuera a los Monolitos ubicados simétricamente a lo largo de la Autopista Regional del Centro. Son una obra de precisión matemática. Entre uno y otro hay como 30 y pico metros exactos. Dicen los opositores que es la obra inconclusa del sistema ferroviario, pero yo no lo creo. Una réplica exacta la hicieron en la vía Guarenas-Guatire. Dicen que es del mismo artista.
Por supuesto, la revolución ha dejado para el disfrute de la humanidad otras obras colosales que nada tienen que envidiarle a las construidas por las sociedades presocialistas y que están esparcidas por el mundo. Lo más asombroso es que han sido construidas (o destruidas) en solo 20 años. Esto demuestra que en socialismo se potencia la creatividad.
Se me olvidaba comentarles que otras quedaron en los planos desde hace 15 años. Aunque se pagaron los reales por adelantado para su construcción, todavía no están concluidas. La mayoría han debido ser entregadas hace por lo menos 10 años. Por supuesto, el gobierno alega que no se han culminado por las sanciones. Pero la verdad, estas han sido aplicadas solo desde hace 3 años atrás.
Tulio Ramírez es Abogado, Sociólogo y Doctor en Educación. Director del Doctorado en Educación UCAB. Profesor en UCAB, UCV y UPEL
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