Las becas son la apuesta de UCAB y Unimet para frenar la deserción estudiantil (y III)
En la Unimet más de 30% de los estudiantes recibe apoyo económico, ya sea en becas parciales o completas, y la UCAB cubre el 60% de la matrícula de más de 45% de los alumnos
Las universidades privadas también se ven afectadas, de diversas maneras, por la crisis que atraviesa Venezuela. El principal elemento que perjudica a estas casas de estudios es el económico.
Benjamín Scharifker, el rector de la Universidad Metropolitana (Unimet), asegura que esa casa de estudios se ve particularmente afectada por la hiperinflación, tomando en cuenta que la única manera que tienen para sostenerse es través de su propia actividad al tratarse de una asociación civil sin fines de lucro.
En una situación similar se encuentra la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), pues sus presupuestos se han visto impactados y ahora tienen lo que su vicerrector administrativo, Gustavo García Chacón, denomina “presupuestos de supervivencia”, que son estimaciones “para lo estrictamente necesario”.
La UCAB para mantenerse en pie se ha dedicado a captar fondos por vías no regulares; es decir, “básicamente se mantiene por aportes, donaciones de egresados y algunas organizaciones particulares”, explica García.
Asimismo, indica que “casi 10% de lo que necesitamos sigue viniendo de la vía del endeudamiento”, ya que el crédito bancario prácticamente desapareció, por lo que los “presupuestos terminan exigiendo actualizaciones en el precio”.
Por su parte, las autoridades de la Unimet también han visto reducidas las posibilidades de inversión porque su principal fuente de financiamiento para cubrir los costos de operación son las matrículas que pagan los estudiantes, por lo que han tenido que acudir a nuevas formas para procurar financiamiento.
“Nos hemos acercado a empresas, tanto en Venezuela como en el exterior, y también a egresados de la institución, que ahora están jugando un rol más importante en lo que significa el desarrollo de la universidad”, detalla Scharifker.
Para diligenciar el funcionamiento y desarrollo de la Universidad Metropolitana, esta casa de estudios implementó hace un par de años la Vicepresidencia de Desarrollo, cuyo único propósito “es procurar esos recursos que necesitamos en estas circunstancias económicas, que también tocan lo social y lo político”, precisa el rector.
En la UCAB, García Chacón sostiene que el contexto del país no ayuda “porque al final por poco que le cobres a los estudiantes, siempre va a ser mucho dentro del presupuesto familiar y, por mucho que le pagues a los profesores, siempre va a ser poco desde el punto de vista de la inflación y el costo de vida”.
“El costo de la matrícula en la Universidad Católica Andrés Bello está 30% por debajo de lo que se necesita y 80% de los ingresos se destinan al pago de sueldos”, afirma el vicerrector administrativo de esta institución.
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García calcula que para finales del mes de noviembre una carrera completa está alrededor de los 6.000 dólares, más o menos, a la tasa de cambio del día, mientras que una una universidad similar a esta en Latinoamérica cuesta el doble. «El costo no es muy elevado, lo que pasa es que la gente no gana suficiente para pagarlo”.
Talento en desbandada
La salida del país de más de 4.600.000 venezolanos, de acuerdo a la última cifra de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), ha hecho que la falta de talentos dentro de las universidades se sienta. Estudiantes y profesores han abandonado las aulas de clases en busca de mejores oportunidades.
Ni la Universidad Metropolitana ni la Universidad Católica Andrés Bello están escasos de profesores, pero se han visto en la obligación de reemplazar la planta docente en los últimos años.
“Cerca de 40% de nuestro personal de planta ha sido renovado en los últimos cuatro años. Solamente en octubre renunciaron tres profesores de tiempo completo y todos los meses renuncia uno, dos, o tres profesores de tiempo completo. Si uno saca la cuenta, estamos renovando la plantilla profesoral cada dos o tres años”, explica el rector Benjamín Scharifker.
La Universidad Metropolitana tiene 400 docentes, 120 de ellos a tiempo completo. Anteriormente, entre 60% y 70% de este personal de planta tenía un doctorado, pero la mayoría de ellos emigró para dar clases en otras universidades del mundo; por lo que ahora el nuevo reto para esta casa de estudios radica en apoyar a los nuevos docentes para que tenga formación de cuarto y quinto nivel “porque nuestra expectativa es que todos nuestros profesores tengan maestrías, doctorados”, dice Scharifker al indicar que la Metropolitana también hace “grandes esfuerzos” para apoyar en la formación del personal.
En la UCAB también han logrado sustituir a todo el personal docente que ha emigrado, pero su vicerrector académico comenta que como la cantidad de estudiantes se va haciendo más pequeña, también se va reduciendo la cantidad de profesores porque hay menos secciones. «Por ahora, esto no es problema para la universidad”, dice.
Menos estudiantes
No solo es la fuga de talento ya formado sino del que está en gestación. Son muchos los cerebros que dejan de formarse en Venezuela para hacerlo en universidades en el exterior o simplemente para dedicarse a otras actividades para sobrevivir. La principal razón del abandono de las carreras universitarias también es la económica.
En los últimos años, la Universidad Católica Andrés Bello registra una reducción más o menos de 15% anual de su matricula estudiantil. “En 2016 había 16.000 estudiantes entre todas las sedes, en la actualidad son 10.000 estudiantes entre las tres sedes (Guayana, Los Teques y Caracas)”, afirma García Chacón.
En la Universidad Metropolitana la tasa de egresos solía ser alta, “cerca de 90% de los estudiantes culminaban sus estudios de pregrado, pero ahora esa cantidad se ha reducido a 60%”, lamenta Scharifker.
Para apoyar a los estudiantes y evitar el abandono de las carreras, ambas universidades tienen programas de ayuda económica. En la Universidad Metropolitana hay 17 programas de apoyo. La Católica también posee los suyos.
En la Unimet más de 30% de los estudiantes recibe apoyo económico, ya sea en becas parciales o completas. “Muchas de las becas que tenemos no es solamente la matrícula estudiantil, sino también estipendios para que los estudiantes tengan ayudas para alimentación, transporte, materiales y otras cosas”, especifica Scharifker.
“Hace algunos años la UCAB tenía 15% de sus estudiantes becados y se les cubría 35% de la matrícula; pero en la actualidad un poco más de 45% de los estudiantes están becados con más de 60% de cobertura”, asevera el vicerrector García.
La Universidad Metropolitana tiene un programa dirigido a jóvenes de condición económica muy desfavorecida, a los cuales no solo se les cubre la matrícula estudiantil sino que también su manutención mientras son estudiantes.
En convenio con las escuelas de Fe y Alegría y de los colegios Mano Amiga para niños en desventaja económica, los directores de esos planteles identifican a estudiantes con un alto potencial pero sin recursos económicos, a quienes buscan patrocinantes para que cursen la carrera de su preferencia completa de manera gratuita.
El rector Benjamín Scharifker considera que los estudiantes lo que más quieren es que haya libertad para ellos desarrollar su potencial, que necesitan oportunidades, por lo que los invita a seguir soñando y trabajar para alcanzarlos.
«No cedan en sus esfuerzos de tener el país que todos queremos, sean factores que edifiquen a los sectores de la sociedad que pareciera que han abandonado esas ansias de lucha y libertad», señala la máxima autoridad de esta casa de estudios.