Las cuentas de Montesinos en USA, por Simón Boccanegra
Otra cosa que ha puesto al desnudo el caso Montesinos es la solemne hipocresía de la política gringa sobre las drogas. Usted, común mortal que lee a este minicronista, quiere depositar 10 mil dólares en un banco norteamericano y tiene que jurar que ese dinero no va a ser utilizado para asesinar al Presidente y que tiene origen conocido, ni por asomo proveniente de negocios de la droga. Si la cantidad es mayor usted automáticamente es tratado como un sospechoso. Pero, vea qué cosa, ni el FBI, ni la CIA ni la DEA habían notado que Vladimiro Montesinos tenía cuentas con 40 millones de los verdes en bancos gringos. Qué raro, ¿no? Pero ineficacia no es. Qué va. Mientras Montesinos, como Noriega, era útil para «la agencia», como cariñosamente denominan sus empleados a la CIA, tenía carta blanca para lavar sus dolaritos en la banca norteamericana. Sus cuentas tenían inmunidad diplomática. Sin embargo, apenas cayó en desgracia, resultó que el FBI sí sabía donde tenía sus reales y «en menos que canta un gallo» apresó al venadito que intentó moverlos. Así paga el diablo.