Las desventuras de la Universidad Bolivariana, por Simón Boccanegra

La cómica de la Universidad Bolivariana no tiene nombre.Ya va un tercer equipo rectoral desde su creación. El nuevo binomio de oro, por cierto, equivalente a que el Magallanes, por mencionar al equipo preferido del Presidente, designara como manager al bat boy. ¡Pobre universidad! Sus desventuras fueron aireadas, hace poco, en varios reportajes de TalCual, que no deben ser ajenos, por cierto, a este nuevo cambio en la alineación directiva del instituto.Pero lo triste de todo esto es la estafa que se hace a las ilusiones –no de 400 mil, como en uno de sus frecuentes delirios pantagruelicos, afirmara Chávez– pero sí de los 16 mil muchachos que constituyen su alumnado. Es la consecuencia del estilo de gobernar a los trompicones, de improvisación en improvisación, a punta de billetazos, desdeñando la experiencia y el saber, pagando tributo a cualquier pirata del que se enamora Chávez y lo coloca en cargos de alta responsabilidad. Lo peor es que el gobierno ni siquiera deja que lo ayuden.Todo este desastre fue advertido por Luis Fuenmayor Toro, quien tiene la poco frecuente particularidad de unir a su condición de chavista la de conocedor de la problemática de la educación superior.Pero es que Fuenmayor tiene también otro rasgo de personalidad que lo hace inelegible para las funciones que un gobierno serio le habría atribuido: no es un lamebotas. Dentro de poco, sin embargo, Fuenmayor verá pasar frente a su tienda el cadáver del nuevo equipo rectoral de la UBV,más incapaz, si cabe, que los dos anteriores.