Las «imaginarias», por Simón Boccanegra
Explicaba el general Cruz Weffer que la reorganización del Ejército implicaba eliminar algunas unidades, fundiendo las que están «incompletas» para hacer unas nuevas pero completas. Ponía un ejemplo para ilustrar a su auditorio: si la unidad A en lugar de 40 hombres tiene 20, y la unidad B también, pues entonces se hace una nueva, C, con 40, sumando A y B. Muy claro y muy lógico. Pero ocurre que en el presupuesto se adjudica la plata para pagar salarios, rancho y demás gastos de sus integrantes sobre la base de que las unidades A y B tienen cada una, en el ejemplo del general, 40 hombres. Si hasta ahora tenían 20, ¿dónde están los reales de los faltantes? No tengo por qué suponer a priori que no estén debidamente guardados en las cuentas corrientes del Ejército. Pero la pregunta no sobra porque en el pasado varias veces Cicerón denunció la sobrevivencia de aquella práctica gomecista de las «imaginarias»: los jefes militares de la dictadura pedían presupuesto completo para unidades incompletas y se embolsillaban la diferencia.