Las primarias como posibilidad, por Rafael Uzcátegui
Twitter: @fanzinero
Desde una perspectiva de derechos humanos cualquier mecanismo que estimule el ejercicio del derecho a la participación, o los derechos inherentes a la libertad de asociación y reunión, será positivo. Pero si me preguntan más, desde nuestra opinión personal, la realización de una consulta ciudadana para intentar seleccionar una candidatura unitaria, pudiera ser un proceso que ayude a reconstituir la comunidad democrática llamada a revertir el autoritarismo.
Aclaro el lugar desde donde lo digo: Tras cumplir el medio cupón de vida, llegar al quinto piso, apenas tengo dos años como elector inscrito en el Registro Electoral. Con formación política anarquista, de maestros como los cenetistas Emilio Tesoro o Antonio Serrano, fui parte del abstencionismo que cuestionaba el parlamentarismo representativo. Integrar el movimiento de derechos humanos me obligó a defender el derecho al voto de los demás.
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El mío llegó luego de la suspensión ilegal de los procesos electorales del año 2016, el fin de la democracia, y la represión del año 2017, con el convencimiento de haber ingresado al concierto de las dictaduras modernas. Cuando llegas a esa conclusión colocas tus deseos personales a un lado e intentas sumar esfuerzos para regresar a reglas de juego institucionales, aunque sean amparadas por el leviatán estatal que tanto criticó Bakunin, que permitan regresar a condiciones de promover una alteridad social a tu gusto.
Un proceso de consulta popular como las primarias permite, como hemos visto, la posibilidad de repolitizar el debate público de la ciudadanía, agotada tras décadas de conflicto y empobrecida en su calidad de vida. Ofrece la oportunidad de interpelar a la clase política, desde los que no somos parte de ella, y comenzar a calentar el músculo programático y organizativo que hará falta para una contienda presidencial no sólo desigual, sino realizada en el peor contexto posible. Es mucho más participativo que una encuesta, e infinitamente mejor que un acuerdo de cúpulas a puerta cerrada.
Aunque en el momento que escribimos este texto la realización de las llamadas elecciones primarias es una incógnita, amenazada por elementos externos e internos, como ciudadano hago lo que no me permitirían las dos alternativas finales citadas: Generar masa crítica.
En primer lugar, le pido a todos los candidatos y candidatas que no sólo defiendan los intereses de su partido, sino que como postulantes a primarias en un entorno restrictivo –como el nuestro– se transformen en defensores del espacio cívico, desde un marco de exigencia de los derechos de participación y libertad de reunión y asociación de todos los venezolanos.
Para ello cuentan con un insumo de amplia legitimidad: Las 23 recomendaciones realizadas por la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea en su informe sobre las elecciones municipales y regionales del año 2021. Si aprenderse casi dos docenas es demasiado, hay 7 recomendaciones consideradas prioritarias. La segunda, por cierto, sobre las inhabilitaciones.
Citamos: «Suprimir la prerrogativa de la Contraloría General de despojar a ciudadanos de su derecho fundamental a presentarse a las elecciones mediante un procedimiento administrativo y sin notificación oportuna».
En segundo término, que hagan una campaña de altura. Entendemos que la conquista de la preferencia de electores en el universo opositor necesita mensajes beligerantes y discusiones acaloradas. Sin embargo, el debate realizado por la mayoría de ustedes en el Aula Magna de la UCAB demostró que son posibles los pactos de no agresión personal y la convivencia política en un mismo terreno.
La fragmentación de sus contrarios ha sido una de las virtudes luctuosas del autoritarismo para su hegemonía del poder. Si en esta primera carrera llegamos a la meta debilitados, y con los puentes rotos entre nosotros y nosotras, la medalla de oro en estas olimpiadas pro-transición será para el lado oscuro.
Para quien resulte favorecido con la mayoría de las preferencias desde ya le compartimos nuestro pliego petitorio:
Trascender de ser un candidato o candidata de un sector de la oposición para convertirse en el candidato o candidata de la democracia, encarnando con ella la posibilidad de ser una esperanza de cambio para todos los venezolanos y venezolanas.
Para ello si bien es crucial seguir defendiendo las libertades ciudadanas, es igual de importante promover un discurso en defensa de los derechos sociales de la población, que haga conexión con las demandas y aspiraciones de los sectores populares empobrecidos y los medios venido a menos.
Como la Constitución de 1999 se ha convertido en la principal camisa de fuerza para el apetito autocrático de Miraflores, hay que reivindicarla tanto en sus contenidos como en ser un documento de partida para la reconstrucción del país, lo que puede generar una narrativa de encuentro para chavistas descontentos y no alineados.
Finalmente, aprovechar el itinerario del esfuerzo electoral para estimular la re-creación de un movimiento democrático, que no sólo haga propuestas unilateralmente, sino que también tenga la capacidad de escuchar a quienes desde hace tiempo han dejado de tener respuestas de las instituciones estatales o de cualquier figura de autoridad.
El chavismo en el poder es reaccionario, preservando un status quo edificado en las últimas dos décadas. El campo democrático tiene la enorme posibilidad de ser movimiento, en mayúsculas y en toda la extensión del término. Primarias tiene un equivalente en inglés, «primary». Con ese nombre una canción de The Cure dice: «Más lejos vamos y envejecemos cuánto más sabemos. Y cuándo menos mostramos». No son tiempos de apariencias, sino de acción en base a lo que hemos aprendido en las últimas dos décadas.
Rafael Uzcátegui es Sociólogo, editor independiente y Coordinador general de Provea.
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