Las vacas flacas, por Teodoro Petkoff
Un grupo de reputados economistas, de distintas escuelas, ha lanzado, en un sobrio pero muy contundente y responsable documento, una advertencia al país acerca del «grave cuadro económico, social e institucional» hoy existente, «no con el propósito de acentuar la ansiedad que prevalece entre los venezolanos, sino para resaltar el hecho de que los desequilibrios y distorsiones que se vienen conformando en los últimos años, tendrán impactos negativos de importancia sobre la vida de los venezolanos debido a los graves errores de interpretación de la realidad nacional y de diseño y ejecución de las políticas que se llevan a cabo bajo la presente gestión gubernamental».
A tal conclusión arriban los firmantes después de examinar las negativas consecuencias de las políticas económicas puestas en marcha por el chacumbelato durante estos años, que apuntan a verse agravadas por la equivocada política «anti-crisis» que está adelantando el gobierno.
El documento completo puede ser leído en nuestras páginas centrales y en nuestra página web, pero, hay en él un señalamiento que queremos subrayar. El descenso de la economía nacional es anterior a la crisis financiera, doblada luego en económica, que se inició en Estados Unidos, para extenderse después a todo el globo. Esta crisis, dada nuestra dependencia del petróleo –frenéticamente potenciada durante la década chacumbeliana–, nos afecta, sin duda, pero no está en el origen de los males que aquejan a la economía nacional. Es obvio que la caída de los precios del crudo nos golpea muy duro pero, sobre todo, porque llueve sobre mojado. Empeora lo que ya venía mal. Durante los últimos seis años, la borrachera petrolera enmascaró los perturbadores efectos de políticas gubernamentales francamente desastrosas.
La muy alta inflación que agobia a los venezolanos viene siendo un rasgo distintivo de la economía desde hace ya varios años. No tiene nada que ver con la crisis financiera estadounidense.
Bastante antes de que los países desarrollados comenzaran a padecer, ya aquí los precios llevaban una velocidad alcista que no tiene par en el continente. El responsable de ello se llama Hugo Chávez. La actividad económica general mostró pérdida de fuelle ya en el tercer trimestre de 2008, antes de que se desplomaran los bancos norteamericanos. El responsable de ello es esa misma persona. No puede Chávez decir «por allá fumea», apuntando hacia el imperio.
Entre las causas de esta ya dramática situación, se destaca en el documento el grave deterioro institucional que ha propiciado el gobierno en aplicación de la Misión «Vuelvan Caca». A veces tiende a subestimarse el estrecho vínculo que existe entre el cuadro institucional de un país y su economía. En nuestro caso, se enumeran en el documento citado todos aquellos aspectos institucionales vulnerados por el gobierno, desde los principios constitucionales de libertad económica, derecho a la propiedad, y autonomía del Banco Central, hasta la literal confiscación de los poderes públicos por el Presidente. Ello ha facilitado la aplicación de medidas económicas erráticas e improvisadas que han llevado al país a una influenza económica que lo agarró sin pañuelo. El «Plan Anticrisis» («fiscalista, insuficiente, desarticulado, carente de consistencia») tiene como columna vertebral el «pensamiento mágico»: apostar a que suban los precios del petróleo y, mientras tanto, como vaya viniendo se va viendo. Sobre esto recomienda el documento que mejor es bajarse de esa nube: «Algunos creen que este cuadro se resolvería automáticamente con sólo elevarse el precio del petróleo. No comprenden la magnitud del daño estructural causado a la economía venezolana».
Este análisis sólo aborda las políticas gubernamentales hasta ahora implementadas y su plan anticrisis. Sus autores y firmantes están emplazados a demostrar, también, que es posible hacer las cosas mejor; es decir, que existe alternativa.