Lecciones de semiología, por Simón Boccanegra
Eleazar Díaz Rangel ( Últimas Noticias, domingo pasado) glosa a una profesora del Pedagógico que le cuenta su versión de la trifulca ocurrida allí en días pasados. Arguye la dama, entre otras cosas, que el estudiante que agredió a Pompeyo Márquez «no le gritó, no utilizó ninguna grosería ni de palabra ni gestual. Le dijo lo que sentía, lo que opinaba».También se refiere a la foto donde Goicochea aparece cubriéndose la cara, mientras una persona pareciera estar golpeándolo, para señalar que esta persona es en realidad un profesor «de la oposición» que «lo está tomando del brazo para llevárselo», de modo que la foto «dice lo que no es». Admitamos que la persona de la foto no está golpeando a Goicochea, pero, ¿dice la foto que Goicochea no fue golpeado? La foto muestra al estudiante cubriéndose la cara, con un gesto de dolor. Luego, alguien lo golpeó, así no haya sido el de la foto, pero ante ese hecho, visible en el sangrero que bañó la cara del dirigente estudiantil, la profesora (y Eleazar con ella) hace un esguince y se limita a darnos una lección de semiología. En cuanto a lo de Pompeyo, aunque Díaz Rangel calló ante la obvia mentira de la profesora no quiero pensar, sin embargo, que está de acuerdo con ella. Él oyó clarito lo que dijo el agresor de su compañero de calabozo en el San Carlos. Pero Díaz Rangel acepta, sin beneficio de inventario, la noticia, ya desmentida, de que en los confusos sucesos del Zulia, fue «la lucha entre grupos opositores» la que «causó la muerte de dos estudiantes». Con razón termina Eleazar citando a Ignacio Ramonet, un «tiramealgo», a quien en Francia ya nadie toma en serio. ¡Qué raya, viejo amigo!