Lecciones del 5D, por Teodoro Petkoff
De las elecciones del domingo pasado hay dos aspectos que deben ser puestos de relieve. Por un lado, la espléndida victoria de la Unidad Democrática en la Alcaldía de Maracaibo, donde asume Eveling Trejo de Rosales la conducción de la que, después de Caracas, es segunda ciudad del país. Se trata, desde luego, de una victoria política, pero que posee, simultáneamente, un importante significado moral. Porque Eveling Trejo no es sólo una mujer con peso específico propio, elocuente y lúcida oradora, activa y trabajadora, sino que es la esposa de Manuel Rosales. En este caso, tal circunstancia no fue utilizada de modo nepótico sino de modo pertinentemente político y moral. No fue impuesta gracias a su vínculo conyugal sino por el valor políticamente simbólico que poseía su participación en esa competencia electoral. Eveling fue llevada a la Alcaldía de Maracaibo por el pueblo maracucho para expresar el rechazo a la terrible injusticia que se cometió con el ex gobernador del Zulia, Manuel Rosales, sometido a un hostigamiento y a una persecución feroz por parte de Chacumbele en persona y por parte de sus sicarios parlamentarios y del ex alcalde Di Martino, nuevamente derrotado, por cierto.
A Rosales se le acusó de toda clase de supuestos actos de corrupción, en una operación de linchamiento político y moral al cual pocas personas han sido sometidas en este país. Pues bien, la candidatura de Eveling y su elección, fueron la respuesta que el pueblo de Maracaibo dio a la canallesca y baja campaña que con todo el poder del Estado Chacumbele adelantó contra su esposo.
La brutal guerra sucia de Chacumbele contra Manuel Rosales no logró su objetivo. El Zulia, y Maracaibo en particular, no compraron las calumnias que contra Rosales estuvieron vendiéndole Chacumbele y su banda. Ha sido un gran triunfo el de la Unidad Democrática y el de Eveling Trejo en Maracaibo. El otro aspecto que debe considerarse obliga a una reflexión por parte de la Mesa de la Unidad Democrática.
En los 13 lugares donde hubo elecciones (2 gobernaciones y 11 alcaldías), el 26 de septiembre pasado la suma total de los votos de la Unidad fue superior a la del PSUV. Esta vez fue inferior. En ninguno de los dos casos la diferencia fue muy grande, pero el hecho es que el domingo pasado la Unidad quedó por debajo en número absoluto de sufragios. Ambos bloques obtuvieron menos votos que el 26S, dado que la abstención fue mayor esta vez, como suele suceder en elecciones locales. Sin embargo, la Unidad perdió más votos que el PSUV. El PSUV bajó 12% en total y la Unidad 26%, pero la mitad de este porcentaje lo perdió en Guárico. ¿Qué pasó? Se podía prever que algo así podía ocurrir si se recuerda el pésimo manejo que se dio a la selección del candidato unitario en ese estado. Los desacuerdos entre la MUD y PPT, las idas y vueltas con lo de las primarias y, en general, el sectarismo que arropó todo ese proceso le fue cobrado a la oposición por el pueblo guariqueño. Lección a aprender. Porque el 2012, además del Presidente, se van a elegir también gobernadores y alcaldes.