Leipzig-Caracas y el paisaje del colapso, por Valentina Rodríguez

X: @valenntinus
«Hay pasados que no terminan de irse», Leipzig-Caracas.
Un hombre con la mirada perdida, sentado junto a un carrito de helados, ambos bajo un toldo y detrás de ellos se tambalean –sobre un terreno árido y rocoso- las torres del Centro Simón Bolívar (las torres de El Silencio). La escena tiene los contrastes –y formato- de una instantánea de Polaroid. La imagen está acompañada de la siguiente afirmación del curador Luis Pérez Oramas: «La devastación nace de la ausencia de memoria». ¡Demoledor! La pieza forma parte de la más reciente exhibición en Caracas del artista venezolano José Vivenes (Maturín, 1977), titulada Leipzig-Caracas.
La exposición que alberga la galería Spaziozero está conformada por más de una decena de obras, pinturas, esculturas, ensamblajes, dibujos, collages, libros de artista y fotografías; realizadas entre los años 2022 y 2024, en las que el pintor maturinés «redimensiona la idea habitual del paisaje y busca explorar nuevos elementos compositivos, propios y ajenos, del espacio representado, de lugares recorridos y de formas archivadas en la memoria», explica el texto de sala.
De los varios cuerpos de trabajo expuestos en Leipzig-Caracas –la mayoría producto de su experiencia en una residencia artística en la ciudad de Sajonia, Alemania–, los fotomontajes de escenas distópicas, escenografías de la devastación, me atraparon, no solo por sus títulos o las frases que los acompañan («Hay pasados que no terminan de irse»; «Estamos escondidos detrás las catástrofes»; «La devastación nace de la ausencia de memoria»; y «La historia convertida en cuento de hadas»), sino por el uso de imágenes del Centro Simón Bolívar.
Las también conocidas como las Torres de El Silencio son dos torres idénticas, de 32 pisos, construidas durante el gobierno del dictador Marcos Pérez Jiménez, inauguradas en diciembre de 1954. Emblema de la ciudad moderna, la imagen de un país que saltaba de la economía del postre al petrolero, camino a la industrialización y al desarrollo.
Hoy, 70 años más tarde, después de perder el 75% del PIB, con una economía enana y cifras negativas en todos los indicadores económicos y sociales; la edificación es solo el recuerdo de lo que pretendimos ser, del fracaso en el que nos convirtieron, la ruina sobre la que estamos sentados los que aún vivimos en Venezuela.
Vivenes es uno de los artistas venezolano jóvenes más prolíficos, con una propuesta que no deja indiferente a sus espectadores, por la mordacidad, ironía y sarcasmo de sus piezas; en las que reflexiona sobre las circunstancias sociales, políticas y económicas por las que atraviesa el país. La primera vez que vi su trabajo fue en el año 2013, era parte de una colectiva en Los Galpones, desde ese momento he tratado de ir a todas su exhibiciones en Caracas, aunque termine estremecida, abrumada y cautivada. El martes pasado cuando salí de Spaziozero volvía con frecuencia a «Estamos escondidos detrás las catástrofes» y a «La devastación nace de la ausencia de memoria».
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Valentina Rodríguez es licenciada en comunicación social y magíster en arte contemporáneo.
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