Llegó el momento, tú decides, por Carlos Bracho
El poder de la palabra se está viendo cercenado por acciones que no van en sintonía con el trabajo por la recuperación del país, y es que ahora el venezolano le echa la culpa a “Venezuela” como un personaje “extra”, como ese antagonista malo de la película que hace daño a diestras y siniestras, que se sabe que existe, pero nadie lo ha visto actuando porque simplemente es un secreto a voces, es que es fácil echarle la culpa a cualquiera menos a uno mismo.
La época que estamos viviendo no me agrada, porque es que ahora si no te vas del país entonces estás “fracasando”, pero si te quedas a luchar no puedes salir de viaje
no puedes mostrar tus éxitos laborales, no puedes darte el gusto de salir a un restaurant caro, no puedes salir en una foto sonriendo porque entonces eres un “enchufado” o no te duele la grave crisis humanitaria por la qué pasa Venezuela. Entonces pregunto, ¿qué habla el venezolano? ¿Bajo qué lineamientos o conceptos se ampara para culpar o criticar al que se queda o se va?, pues les digo algo, seamos felices, ocupemos ese tiempo en luchar por el país, dentro y fuera de él, ocupemos esa fuerza en ser agentes de cambio constante y un bloque unido lleno de hermandad que muestre respaldo a cada uno de sus paisanos dentro y fuera del país.
Me enfoco en el poder de la palabra porque el venezolano actual, de esta República “Bolivariana” habla mucho y hace poco, crítica la casa ajena sin haber puesto ni un bloque para construirla, hace juicio de valor, sin saber la situación ajena y de paso conserva con gracia, gozo y como escudo, la mal llamada viveza criolla, que ahora no se quedó solo en una extensión de territorio delimitado de mapa, no señor, sino que también se está exportando y viralizando.
Sí, hoy escribo un poco más coloquial, un poco más cercano, un poco más de calle, es porque considero que las críticas hacia nosotros mismos, a veces tienen que ser más directas para que puedan ser procesadas, más en estos tiempos donde a la gente lo único que le interesa es “matar el tigrito, pa’ la plata del mercado”, algo que sin duda alguna con esta inflación galopante es completamente entendible, pero no nos confundamos, porque lo que quiero darles a entender con todo esto es que no podemos justificar la injusticia por la situación país, no podemos imponer el maltrato por justificar el “estrés”, no podemos apartar nuestros valores por qué “ahora nadie dice buenos días”, “ya nadie respeta los semáforos”, no podemos dejar de ser buenos ciudadanos porque “el gobierno es el culpable de todo”.
Nosotros tenemos una tarea y nuestra tarea es seguir siendo venezolanos, pero venezolanos con valores, que trabajan, que se esfuerzan, que abren la puerta de la casa al vecino, que se toman el cafecito en la panadería, que salen tempranito para el trabajo, que se paran en plena vía cuando ven a una persona accidentada, que se ríen con el de al lado y le comparten experiencias si tan siquiera saber su nombre; nosotros no podemos perder nuestra esencia por una situación, nosotros no podemos perder dejar de sonreír, no podemos permitirnos dejar de luchar, no podemos hablar, prometer y sugerir sin accionar en la misma sintonía, basta del desgano, basta de echarle la culpa a “Venezuela” reconozcamos que estamos haciendo mal, cómo podemos contribuir para que eso cambie y empecemos, el cambio parte de nosotros, el cambio influencia y da ejemplo, el cambio contagia y si contagiamos a todos de lo bueno, ningún gobierno podrá imponernos algo que nos afecte. Es el momento de avanzar compañeros.
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