Lo de Irak pica y se extiende, por Simón Boccanegra
Felipe González ha publicado un análisis de la situación en Irak cuyo título, «La trampa iraquí», describe en tres palabras el tremendo drama que han creado Bush y su banda de superhalcones con la irresponsable y aventurera invasión a Irak. Ciertamente, no sólo los Estados Unidos están entrampados, lo está el mundo, porque ese conflicto podría ser el epicentro de colosales movimientos tectónicos en la geopolítica mundial. Bush se montó en un tigre del cual no encuentra como bajarse. El fracaso del unilateralismo «preventivo» ha sido estruendoso. Como lo señala el padre de la España moderna del postfranquismo, es puro suicidio persistir en una política que ignora la necesidad de contar con la Unión Europea, así como con Rusia, China y los grandes países asiáticos, en el diseño y manejo de las soluciones. Sin hablar de superar la ilegitimidad de origen del «gobierno» iraquí y de la necesidad de contar con la comunidad musulmana. La crisis de Irak exige estadistas y difícilmente puede ser llevada a feliz término por la pandilla de neoconservadores que rodea a Bush, con su retórica de westernsy sus jaculatorias religiosas sobre el bien y el mal, que han sumido a su propio país y al mundo en una peligrosísima crisis.