¿Lo de Isaías se va a quedar así?, por Simón Boccanegra
Bueno, ahora resulta que no andábamos desencaminados quienes sosteníamos que los manejos de Isaías Rodríguez en la investigación del asesinato de Danilo Anderson eran una mezcla de chambonería con cinismo y estupidez. Pero la realidad es más arrecha que la ficción. Lo que no podíamos imaginar es que esa turbia actuación fuera deliberada. Si damos por buena la declaración de uno de los fiscales del caso –y no hay por qué ponerla en cuestión puesto que coincide letra por letra con todos los señalamientos que si hicieron en su momento al poetastro doblado en fiscal– Isaías utilizó a plena conciencia los «servicios» de un delincuente mitómano y a plena conciencia urdió una tramoya para acusar de la autoría intelectual del crimen a un grupo de personas que perfectamente habrían podido purgar penas de treinta años de presidio porque así lo quería su perversa voluntad.Tan sólo la absoluta imbecilidad del montaje, que mucho dice del cretinismo clínico de quien lo concibió, impidió que se consumara el criminal designio. La gran pregunta es si esto se va a quedar así, si la Fiscalía no va a abrir una averiguación e imputar y acusar a Isaías Rodríguez por simulación de hecho punible. Esto no debería quedar como un escándalo más. Hay algo más allá de lo judicial. Isaías es uno de los prohombres de la «revolución», de un «proceso» que se ampara en banderas humanísticas. ¿Qué proceso, revolucionario o no, puede dejar impune un acto delictivo de pura maldad como el protagonizado por Isaías Rodríguez? ¿No queda ya nada de ética, de moral y de sentido de la justicia en quienes deberán sentirse aludidos por el comportamiento del ex fiscal?