Lo de la cementera iraní también es coba
Ayer no más decíamos que la segunda naturaleza de este régimen es la mentira; que todos sus actos están presididos por la mendacidad. Relatábamos un caso, en el fondo insignificante: el de las mentiras cruzadas entre Chacumbele y la consulesa expulsada de Miami por los gringos.
Pero hoy traemos uno de marca mayor. El embuste tamaño de baño que metió Chacumbele en el acto con Ahmadineyad. Para honrar al visitante montaron un sainete en el proyecto cementero Cerro Azul, construcción a cargo de una empresa iraní. Unos obreros de la empresa aparecieron en Aló, Presidente declarando que allá todo era miel sobre hojuelas y que hasta casas tenían los trabajadores. No pasó un día sin que la mentira rebotara. La verdad es que la mitad de los obreros están en huelga hasta que sean satisfechas sus demandas, que van desde el pago del Seguro Social, hasta la falta de pagos salariales, pasando por el maltrato laboral de los gerentes iraníes. Y esa verdad la sacaron al aire precisamente los reclamantes, quienes calificaron a los payasos que se prestaron para la farsa como unos mentirosos.
Lo que está ocurriendo con las empresas, no sólo iraníes sino también con las chinas, es que pretenden aplicar el régimen laboral al que están acostumbrados en sus respectivos países, que está bastante próximo a la esclavitud. Pero ocurre que los trabajadores venezolanos dejaron atrás esa etapa hace ya un siglo y han venido protagonizando continuas protestas contra empresas de esa nacionalidad, que creyéndose guapas y apoyadas por el Líder Máximo pretenden actuar por la libre. Pero están tropezando, como Chacumbele, con otra clase de trabajadores: los que conquistaron con lucha y sacrificio esos mismos derechos que se les pretenden vulnerar.
Pero los iraníes pelaron bola.