Lo que es igual no es trampa, por Simón Boccanegra
Ya van a decir por ahí que en conuco viejo siempre hay batatas, pero no puedo ocultar que mi corazoncito nacionalista se sintió complacido con la decisión de pedirle a la misión militar norteamericana que abandonara las instalaciones de Fuerte Tiuna. Por supuesto que no es lo mismo, pero así como nosotros no tenemos nuestra misión militar dentro del Pentágono, los gringos tampoco tienen por qué tener la suya dentro de Fuerte Tiuna. Las funciones que cumple esa misión aquí pueden ser desarrolladas perfectamente desde cualquier sede, fuera de nuestro pentagonito. Lo que es igual no es trampa. Además, si Estados Unidos tiene ese privilegio, Francia y Bélgica, que también nos venden armas, podrían tener derecho al mismo trato. ¿Por qué no? La presencia de la misión yanqui en Fuerte Tiuna es una reliquia de la Guerra Fría y del TIAR, el cual, por cierto, murió en la guerra de las Malvinas. Pero ya no se justifica, así que está muy bien que le hayan pedido, sin aspavientos, que se mude. Los gringos lo han tomado también sin histeria porque la verdad es que es bien difícil que vayan a considerar la presencia en Fuerte Tiuna como una «posición estratégica», alguna suerte de pieza clave del Comando Sur.