Lo que es igual no es trampa, por Simón Boccanegra
Este minicronista ha abogado varias veces por la necesidad de poner fin a esas desagradables formas de intolerancia que son las agresiones casi físicas a personajes públicos de uno y otro bando. Ahora se nos informa que la Fiscalía va a abrir una averiguación sobre el ataque de que fue objeto José Vicente Rangel en Valencia. Esto está bien, porque lo ocurrido es inaceptable, pero lo que envenena el ambiente es que la misma diligencia no ha sido mostrada frente a la continua violencia que, desde hace meses, tiene lugar contra los parlamentarios de oposición en los alrededores del Capitolio. Esto se ha venido produciendo impunemente desde la llegada de Chávez al poder. Ninguna autoridad le ha puesto coto a este abuso, frente al cual la Guardia Nacional ha sido particularmente desaprensiva. Pero, ahora, cuando la calle ya no es monopolio de los partidarios del Gobierno, y los energúmenos de la oposición pueden ser tan brutales como los del Gobierno, bueno sería que quienes tienen el poder para impedir este tipo de actos tomen cartas en el asunto, antes de que, un día de estos, la sangre llegue al río.