Lo que está en juego, por Teodoro Petkoff
Una de las consecuencias, contrarias al interés nacional, de la eventual aprobación de la Propuesta Gómez-Rondón, a la cual se opone el negociador Nieves-Croes, sería la inmensa reducción que sufriría nuestra Zona Económica Exclusiva, que se despliega hoy en todo el norte de las aguas del Golfo de Venezuela y el Mar Caribe, entre la Península de Paraguaná y la cabeza de la Guajira, con excepción del mar territorial que genera la costa colombiana en esta última. Recibiría Colombia más de la mitad de la que hoy constituye nuestra Zona Económica Exclusiva, celosamente patrullada hasta ahora por la Armada venezolana, en ejercicio de soberanía.
En el mapa adjunto se puede observar que la línea de demarcación rumbo al Norte, lleva a que, como advierte Nieves-Croes, «la Zona Económica Exclusiva queda convertida en un estrecho corredor, sacrificándose en forma difícil de comprender, una extensa zona de nuestras áreas marinas y submarinas. El sacrificio territorial en esta área supera el cincuenta por ciento (50%).» A mayor abundamiento, apunta Nieves-Croes algo que demostraría, por decir lo menos y no pensar mal, un tremendo déficit de profesionalismo por parte de la Comisión Negociadora. «Resulta un misterio dice Nieves-Croes, que se haya escogido como punto final de esta línea el punto de intersección de las líneas de delimitación acordadas entre la República de Venezuela con la República Dominicana y la República de Colombia con República Dominicana. El tratado de delimitación marítima suscrito entre Colombia y República Dominicana el año de 1978 fue protestado por nuestro país mediante Nota Nº 00079, de fecha 19 de marzo de 1979 (CONEG, 2006).
Escoger como punto para el término de la delimitación marítima entre Colombia y nuestro país, convalida el tratado protestado, ya que acepta como válido un punto de la línea de delimitación establecido por el mismo tratado».
Una pregunta queda en el aire: ¿Cómo ha sido esto posible? ¿Los negociadores venezolanos firmantes de la Propuesta Gómez-Rondón no conocían la protesta de nuestro país al tratado de delimitación marítima entre Colombia y República Dominicana? Si la conocían, ¿cómo es posible que la hayan obviado? Lo cierto del caso es que incluso una mirada ingenua al mapa, de aprobarse la Propuesta Gómez-Rondón, apreciaría la magnitud de la pérdida territorial que experimentaría el país, sin hablar de la vulneración de la importancia estratégica que tienen para Venezuela las aguas por donde navega la mitad de nuestra exportación petrolera.
Sorprende que a estas alturas, todavía el Ministerio de Relaciones Exteriores y nuestro hablachento presidente no se hayan sentido obligados a pronunciarse sobre este tema, confirmando o desmintiendo la posibilidad de un acuerdo de delimitación de fronteras en aguas marinas y submarinas en el Golfo de Venezuela según los términos de la llamada Propuesta Gómez-Rondón, impugnada por uno de los tres negociadores, a cuyas espaldas se habría fraguado todo esto.