Loqueando, por Teodoro Petkoff

¿Qué le pasa a Hugo Chávez? Tiene la brújula completamente extraviada. Ahora se ha dedicado a librar batallas de retaguardia, perdidas de antemano. Es obvio que el desconcierto campea por los predios oficialistas. No saben qué hacer. Una cosa es el lógico derecho a revire y otra una actuación errática, que envía señales ambiguas sobre la disposición a acatar el fallo del TSJ. Hugo y los suyos debieran imitar la sobria actitud del ministro de la Defensa: la FAN acata y punto. No habló más.
Ahora Hugo se empeña en «investigar»a los magistrados con vistas a su eventual destitución. ¿No sabe que no lo va a lograr? El artículo 265 de la Bicha es claro: «Los magistrados o magistradas del Tribunal Supremo de Justicia podrán ser removidos o removidas por la Asamblea Nacional mediante una mayoría calificada de las dos terceras partes de sus integrantes…» No tiene el gobierno esa mayoría; apenas está ligeramente por encima de la mitad del total de diputados. Tal como están las cosas, el gobierno no alcanzará nunca los dos tercios que necesita. La «investigación» no está determinada por la intención de adecentar el Poder Judicial (que bastante lo necesita), sino por la venganza. Hay tan pocas razones de principios en esta investigación como las hubo en el fallo que declaró la inexistencia del golpe de Estado. Es un juego de poder y por lo mismo, en esa «investigación» gobierno y oposición votarán conforme a ese pulseo de poder. No serán destituidos los magistrados porque no hay los votos para ello. ¿Para qué, entonces, ese aguaje, ese finteo sin porvenir? ¿Es para amedrentar? Hugo se equivoca si cree que lo va a lograr. Ya ahora hasta las gallinas están cantando como gallos. Hasta lo que queda del CNE se comenzó a desmarcar del gobierno. Lo que le falta a Hugo es que un día de estos Clodosbaldo Russian «descubra» que hay guisos en la administración de los dineros públicos.
Otro aguaje sin porvenir es eso de la reforma de la Constitución. Primero habrá que aclarar cual de las versiones de ella es la que se reformaría, antes de proceder a revisar un texto del cual Hugo se jactaba que era para 200 años, «la mejor Constitución de América Latina». Pero ya su misma Bicha le queda chiquita a Chávez, se le volvió una camisa de fuerza. Por eso la ha violado tan sostenidamente. No puede gobernar ateniéndose a la ley máxima. Quiere reformarla para despojarla de las limitaciones a su poder. Necesita una Constitución aún más presidencialista de lo que ya es, aún más militarista. No la quiere más democrática sino más autoritaria. Pero es también un aguaje sin porvenir. Enmienda (que se puede aprobar por mayoría simple de la AN) o Reforma (que requiere dos tercios de la AN) deben ser perfeccionadas por un referéndum popular aprobatorio. ¿Asamblea Constituyente? No hagan reír. ¿Cree Hugo que podría ganar una votación popular para una revisión autoritaria de la Bicha? Todo esto son secuelas de una decisión que descalabró al gobierno y lo tiene loqueando. Un poco de serenidad, por favor, porque están poniendo la cómica.