Los 9 tipos de Sugar Daddy, por Reuben Morales
Ellos son como una tarjeta de crédito de carne y hueso. Si estás interesada en endeudarte, hoy te presentamos cómo se clasifican los 9 tipos de “sugar daddy” basados en su nivel de dulzor:
- Sugar Daddy Zero: Es el candidato perfecto. Es canoso, soltero, tiene dinero, pero no acepta su condición. Es un millennial atrapado en cuerpo de viejo. Por ello, invierte el dulzor de su billetera en Netflix, Playstation, un buen teléfono y sus mascotas. Si pretendes seducirlo, ten cuidado. Ya tiene una mujer viviendo con él: su mamá.
- Gluten Free Daddy: Es el “sugar daddy” que toda mujer podría desear. Es financieramente solvente, luce joven, es socialmente desenvuelto y tiene cuerpo fitness, pues vive en el gimnasio. Solo tiene un problema: pasa tanto tiempo haciendo ejercicio que cuando le pides una noche de pasión, está más cansado que madre de trillizos. Y si no es eso, te suelta otra excusa: “Mejor no lo hagamos hoy. Mañana tengo que nadar tres kilómetros a las seis de la mañana”.
- Splenda Daddy: Mejor conocido como el “sugar daddy” de dulzor limitado. Su presupuesto no es tan grande, por eso debe elegir a una patrocinada que se ajuste a su cuenta bancaria. Este “sugar daddy” entiende que el “sugardaddismo” es cuestión de relatividad. Si él es clase media, sabe que puede ser el perfecto “sugar daddy” de una mujer de clase humilde. El problema de este “sugar daddy” es que a veces le falla el radar y acaba patrocinando a una mujer con aspiraciones multimillonarias; por lo cual, termina endeudado y viendo como ella se aleja con un “sugar daddy” de más alto calibre.
- El auténtico “Sugar Daddy”: Es el Disneylandia del “sugardaddismo”. Te recuerda a tu papá, te exhibe orgulloso, tiene saldo ilimitado, canas, buen cuerpo y es feliz regalándote cosas. Sin embargo, tiene un problema. Es como el multimillonario Gianluca Vacchi: en la vida real, no existe.
- Su-gay Daddy: Es lo mismo, solo que en el mundo gay. Aunque no solo busca un amante sino también un albañil, un plomero o un mensajero privado. Por ello, sus relaciones siempre terminan convirtiéndose en una relación patrono-empleado pagada en especies.
Lee también: Microcurso para ser un macroinfluencer, por Reuben Morales
- Torta Daddy: Es el “sugar daddy” de varias por una razón: es dueño de una empresa y reparte los pedazos de la torta con sus favoritas. Para darte empleo, solo debes cumplir con una condición: estar buena. El problema es que ellas luego se casan, tienen hijos, se van de la empresa y él termina viviendo con un fantasma: la amenaza de una futura demanda por acoso laboral.
- Melao Daddy: Es el típico viejo verde feo, barrigón y con una riqueza proveniente de negocios sucios. Nunca lo verás en las fotos de ella (aunque su yate, sí). De todos los “sugar daddies”, es el único que cumple con el máximo principio del “sugardaddismo”: mientras más feo es, más dinero suelta.
- Algodón de Azúcar Daddy: es el “sugar daddy” que terminó procreando, sin querer, con su “sugar baby”. Como es tan viejo para criar niños, su energía se diluye como algodón de azúcar. Por ello, (y para salvar su relación) acaba convirtiéndose en “sugar daddy” de otra: la niñera que le cuida al bebé.
- Diabetes Daddy: es cuando ya se está a niveles de Hugh Hefner y sus conejitas Playboy. Aunque estos viejos merecen honor. Son los únicos que, con sus relaciones, han legalizado la prostitución sin que nadie les acuse de proxenetas.
¿Ya analizaste? ¿Ya escogiste al tuyo? Apúrate y elige antes de que muera. O bueno, que si muere puede ser hasta mejor. Quedarás sola y con bastante dinero. Entonces. la tarjeta de crédito de carne y hueso terminarás siendo tú.