Los apuros de Isaías, por Simón Boccanegra

Isaías Rodríguez fue cuestionado ayer por un grupo de chavistas. Un día antes, Freddy Bernal se había expresado de él en términos muy duros. De modo que Isaías ahora está bombardeado desde sus dos flancos. Para este minicronista esto puede significar una de estas dos cosas: o es tan ecuánime e imparcial que cada uno de los bandos lo estima como vendido al otro, lo cual indicaría que anda por el camino justo; o es tan ineficiente que a ninguno de los dos bandos satisface. Pero el doble ataque tal vez indica que ya está madura la posibilidad de su relevo (así como la de todo el Poder Ciudadano) y la elección de nuevos funcionarios, cumpliendo esta vez muy estrictamente el procedimiento pautado en la Constitución para tales efectos. Por otra parte, Isaías dio una pormenorizada información sobre las investigaciones del crimen de Altamira. Sin embargo, aquí no se trata de identificar a un asesino. Eso ya está claro. Lo que realmente importa es determinar si es un asesino solitario, un loco, o alguien que respondió a una inducción política -que no es tan obvia como cada interesado quiere hacer creer. De eso, Isaías no dijo nada. Por eso, tal vez, es que ya no le gusta ni a los chavistas ni a sus contrarios.