Los ausentes, por Simón Boccanegra
¿Quién vino y quién no vino? Los que vinieron ya se sabe. Pero poco se ha dicho de quienes no asistieron al convite. Raro, porque uno de los huecos era como un agujero negro en el espacio intergaláctico: el que dejó la ausencia de Lula. Lula no vino. ¿Por qué habrá sido? A lo mejor porque estaba muy ocupado o le dio gripe o amaneció con un currutaquillo y no le dio la gana de hacer el viaje. También podría ser que no quería correr el riesgo de otra metedura de pata como la que hizo a propósito de los presos políticos cubanos. Pero no es cualquier pendejada que para una celebración tan especial, para la cual, sin duda alguna, fue invitado, el Presidente de Brasil no se haya dignado posar sus imperiales asentaderas en la silla que seguramente le habían reservado al lado del vicelíder continental. Como en el mundo político todo posee una significación, desde ese día me estoy preguntando qué hizo a Lula estar ausente. López Obrador, en México, ahora explica su derrota por el daño que le hizo la campaña que la derecha montó contra él, asociándolo con Chávez. ¿Lula no estará pensando que la señora Rouseff, su candidata, no podría con el escaparate chavista en el lomo y toma prudente distancia? Raro, muy raro. Pero otros que tampoco se hicieron presentes fueron Pepe Mujica y Fernando Lugo, quienes seguramente también fueron invitados. ¿Por qué no habrán querido marcar tarjeta? ¿Al de Guyana será que lo discriminaron por no seguir la pauta de los tres micropaíses caribeños que forman parte del Grupo Tíramealgo? ¿Y a Funes, de El Salvador, lo habrán convidado o será que lo metieron en la lista de los «traidores»? Chacumbele no estará completamente aislado, pero sus sueños de liderazgo continental ya están bastante marchitos. Con los clientes de la ALBA no se va al mercado.