Los Banquetes Chinos II, por Marianella Herrera
Mi diario de Viaje a la China de Mao Zedong De Caracas a Beijing Mayo 1976.
Cuando estaba pequeña, la casa de mis padres era un torbellino de encuentros: reuniones intelectuales, reuniones familiares, comidas para los amigos, gente que llegaba para un encuentro intelectual y se quedaba a comer. Eran otros tiempos, y la comida casera durante mi infancia tuvo un lugar importante. Cocinaba mi mamá, mi papá, la empleada que ayudaba en la cocina, o mis abuelas cada una con sus especialidades y tradiciones culinarias. Los restaurantes, eran para ocasiones especiales y diferentes.
En mi artículo anterior, hablé de la llegada al Pekín (Beijing) de 1976. Pero la preparatoria para ese viaje había ocurrido en Caracas. Varias veces nos invitaron a la sede de la Embajada de China de ese entonces ubicada en la urbanización del Country Club en Caracas a degustar deliciosos, espectaculares y abundantes banquetes de comida china. Así que cuando llegamos a Pekín, nos esperaba nuestro primer banquete, la continuación de lo aprendido en Caracas, en un restaurante. A mis diez años de edad, me parecía imposible comer todos esos platos, además estaba intentando terminar de adaptar mi paladar a lo que sería mi comida diaria durante varios meses.
Durante el viaje tuvimos la oportunidad de visitar las cocinas comunales, allí en gigantescas ollas, se cocinaba lo que comerían los obreros, los campesinos o los vecinos de cualquier zona. Visitamos también las zonas donde dormían, me llamó la atención que en ese entonces no existieran cocinas en los hogares de las personas. Además, nadie nos invitó nunca a su casa, cosa que mis padres hacían de rutina cuando algún colega extranjero visitaba Venezuela. Luego entendí que no existían cocinas en las casas chinas, que la mayoría de ellas habían sido eliminadas durante el período de la revolución y habían sido sustituidas por cocinas comunitarias. Una parte triste de la evolución de la tradición culinaria de este milenario país, donde la comida siempre fue el punto central de las diferentes épocas de la antigua China. Los acontecimientos como nacimientos, bodas, muertes o la celebración del año nuevo chino, estuvieron siempre asociados a grandes cantidades de comida y a la preparación de las familias para la ocasión. Los primeros libros de técnicas de cocina chinos donde destacaban el uso del vinagre, el uso de las especias y de vino, datan del período Ying-Zhou hace unos 3000 años. Las casas familiares, destinaban gran tiempo, energía y personal para la cocina. Dependiendo de cuán grande era la familia y la importancia de la misma, el número de personas que se ocupaba de prepararlas parecía un auténtico ejército humano.
No hubo semana durante los meses de Mayo, Junio y Julio de 1976 en que no asistiera a un banquete chino, de al menos 10 platos, en los mejores restaurantes y palacios (acondicionados a la revolución por supuesto!) de la China de entonces. Yo le decía a mi papá, papi tu si eres importante! Allí aprendí a comer “de todo” comí hasta culebra, me engañaron y me dijeron que no me preocupara que comiera y punto, luego me dijeron que había comido culebra, casi me desmayo. Pero es así, los pueblos comienzan a comer de todo lo que encuentran, y lo que se puede comer cuando hay hambre, así pues en China se come de todo. Desde lo que llamaron ellos mismos, el período del hambre, del cual no se conoce ni se habla mucho, y que ocurrió entre los años del comienzo de la revolución y la instalación verdadera del régimen de Mao, los chinos comenzaron a comer todo, llegando a tomar fama mundial de comer perros, gatos y todo “lo que se mueva y tenga patas”.
Ya para el año 1976, ya superado el período del hambre aguda, quedaban otros retos alimentarios para China. La reactivación de la producción de alimentos, el cumplimiento de la línea del presidente Mao, dos tazones diarios para cada chino, entre otras. Todavía me pregunto si sabía Mao lo que era una alimentación balanceada, y por cierto no es el único político que no supo nada de nutrición, todavía hay unos cuantos que creen que la solución de los problemas nutricionales se alcanza con la repartición de comida “a diestra y siniestra”. Nada más lejos de la verdad.
Mientras yo comía en banquetes chinos, millones de chinos se alimentaban con dos tazones de arroz, un alimento fuente de calorías y algunos micronutrientes, pero bajo en proteínas, causa posiblemente de la clásica desnutrición crónica que después fue descrita por quien pudo cuando se supo.
La historia se repite: aquí, allá y más allá. Las desigualdades sociales deben eliminarse y tal parece que es el crecimiento económico en conjunto con la responsabilidad social lo que permitirá que los chinos y otros pueblos del mundo incluyendo el venezolano puedan alimentarse como debe ser, ¿cuánto falta? Falta lo que tome vencer la terquedad del ser humano. Mientras tanto, los banquetes chinos, abundaban….
@nutricionencrisis (IG)