Los bombilleros cubanos, por Simón Boccanegra
Por ahí andan, por pueblos, valles y montañas, unas brigadas de ponedores de bombillos, que van sustituyendo los bombillos convencionales por unos que ahorran energía y bajan la factura. De noche, los cerros de Caracas muestran miles de lucecitas azules, que son las de los nuevos bombillos. Pero lo curioso es que las tales brigadas están integradas por cubanos. No sólo porque el inconfundible “cantaíto” de su habla los delata sino porque incluso, para identificarse,muestran el pasaporte de su país (junto con una cédula venezolana reciente y, obviamente, emitida por la “Misión Identidad” ). Este minicronista no cree, según la paranoia al uso, que sean “espías” o que estén censando cuartos vacíos para meter en ellos familias sin techo, pero se pregunta si en este país no hay suficientes desempleados que puedan ser contratados para la chamba de colocar bombillos. Además, con los cubanos hay un problema que puede descuadrar las brigadas de bombilleros: en cuanto pueden se piran por Colombia. A menos que su presencia se justifique por su experiencia en apagones —o en “alumbrones”, como le dicen en la isla al momento que provoca la exclamación más corriente por allá:
“llegó la luz”.