Los héroes de Pdvsa, por Simón Boccanegra

Esos 7 mil y pico de trabajadores de Pdvsa que votaron por la plancha 1, es decir, la del sindicalismo democrático y clasista, no patronal, que dirige Orlando Chirino, son gente con los cojones y los ovarios forrados en bronce. Hay que ver el coraje que se necesita para votar contra un patrono como Pdvsa, con un jefe como Rafael Ramírez, el mismo de aquel histérico discurso de Cabimas declarando que «odiamos» (ay, papá) a la oligarquía y que ha regado por todas partes que no discute el contrato colectivo con los «enemigos» y que encabezaba la plancha que finalmente, a punta de billetes, chantaje y amenazas, ganó.
Este país es indomable. De nada valieron los millones de bolívares que Rafael Ramírez gastó en su campaña; de nada valieron los miles y miles de afiches de la plancha de Ramírez, con los cuales fueron tapiados todos los muros de las instalaciones petroleras en todo el país; de nada valieron las esbirros de Ramírez chantajeando obscenamente a los trabajadores («el voto o el empleo»); de nada valieron las amenazas.
Más de siete mil trabajadores de Pdvsa enfrentaron a Ramírez y contra todos los pronósticos, en una empresa que conserva las huellas imborrables del despido brutal de 20 mil de sus trabajadores, demostraron que Pdvsa está lejos de ser roja-rojita. Por increíble que parezca, ¡Rafael Ramírez perdió las elecciones en la propia Torre de La Campiña! También las perdió en las tres refinerías.
Después de casi un año de maniobras sucias, de posposiciones chimbas de los comicios, del ventajismo más grosero, Rafael Ramírez obtuvo una verdadera victoria de mierda.