Los hospitales en terapia intensiva, por Simón Boccanegra

Algo muy grave tiene que estar pasando en el sistema de salud pública como para que los familiares de un joven arrollado en Caucagua hayan vivido la terrible ordalía que culminó con el fallecimiento del joven, una semana después del accidente. Primero lo llevaron a un CDI, en la misma Caucagua. Allí no pudieron atenderlo porque sus traumatismos eran demasiado graves. Lo trajeron volando al hospital de El Llanito. No pudo ser atendido. Fueron al Hospital Militar, con el mismo resultado nulo, así que se dirigieron al Pérez Carreño y nada. Pasaron al Hospital Clínico y no hubo posibilidad de atención, así que se devolvieron al Pérez Carreño y previo pago de un pequeño soborno de 40 bolívares lograron que lo ingresaran. Esto lo que significó fue colocarlo en una camilla en el pasillo.
Así que terminó falleciendo casi una semana después que comenzara ese infernal recorrido. Demasiado había aguantado.
¿Debemos sorprendernos? Para nada. Si nos fijamos en quienes han sido los ministros del minpopo de Salud, nos vamos a encontrar que los tres últimos han sido tres militares que si acaso sabrán poner inyecciones, y que jamás en su vida tuvieron nada que ver con asuntos de salud pública.
Cómo extrañarse entonces de que el sistema hospitalario nacional se encuentre en terapia intensiva. Pero hay algo peor. El gobierno, engolosinado con Barrio Adentro, literalmente abandonó la red de hospitales y ambulatorios.
En la infinita ignorancia que caracteriza al ñángaro-militarismo no percibieron que Barrio Adentro debía ser articulado con la red de hospitales y ambulatorios porque la red de atención médica primaria no puede hacer frente a un balazo en el pecho o a una fractura abierta. Para eso son los hospitales. Pero el ñángaro-militarismo los tiene en la lona y la gente muere de mengua.