Los idiotas: el arte se imita así mismo, por A. R. Lombardi Boscán
«A criaturas como ésa el tiempo las olvida y pueden llegar a vivir sin que los años las rocen hasta que la muerte las hace entrar en su piadoso seno, esa misma muerte fiel que no olvida en su ejercicio ni al más pequeño de sus hijos».
Los idiotas de Joseph Conrad
¿Existe la originalidad creativa? La respuesta es un sí y un no. Todas las ideas que pasan por ser novedades son muy viejas, aunque repentinamente olvidadas. Basta que un nuevo artista o pensador con talento las recoja y vuelva a poner en circulación.
Hay un cuento de Horario Quiroga (1878-1937) que me viene persiguiendo por décadas. Se llama: La gallina degollada (1917). Su trama es muy sencilla, aunque aborda situaciones muy desgraciadas que se producen en la vida doméstica.
Una muy joven pareja contrae matrimonio. La dicha del amor sin rasgaduras y reproches alimenta la pasión. Saben ambos que el objetivo supremo de toda familia modélica es traer al mundo a los hijos. El sello con sangre de un instinto milenario para perpetuar la especie. El sueño es un propósito construido con el hierro.
Muy pocas veces la realidad conviene en respaldar esos planes. Y el camino oscuro se impone como una sobrecarga que tritura y desvanece los más bellos anhelos.
Estos novios tienen sus añorados hijos. Hijos incompletos. Vergüenza privada que hay que esconder de la murmuración social. Y la dictadura de las convenciones.
Del amor al odio el trecho es muy corto. Además, están las taras mentales de cerebros prodigiosos, aunque mal programados. La tragedia se dispara porqué la frustración envilece y humilla. El destino es un azar despiadado.
El Silencio de Dios es tan elocuente que las oraciones no le llegan. Horacio Quiroga es considerado por algunos críticos literarios como el Edgar Allan Poe latinoamericano. Jorge Luis Borges no le tuvo tanto aprecio.
Si hay algo que gusta al lector cuando lee este cuento es su impactante sencillez y su desenlace sangriento. Un recordatorio de la vida como algo incierto y hasta tenebroso.
La originalidad de Quiroga fue haber leído a un antecesor ilustre suyo: el polaco Joseph Conrad (1857-1924), uno de los más grandes escritores de todos los tiempos.
Conrad, además de escribir bien; es un filósofo. Su capacidad para diseccionar el alma humana lo acerca a los consagrados e inmortales: Shakespeare, Cervantes, Chéjov y Dostoievski. Nombres ilustres de toda buena biblioteca que se precie.
Conrad lleva a sus personajes a situaciones límites entre la razón y la locura. Ambos «estados de ánimos» son intercambiables y más comunes de lo que se cree.
El cuerdo es un loco inadvertido. Y a veces, el loco es un hombre sabio. Lo cierto del caso es que Conrad escribió un cuento que lo llamó: «Los Idiotas» (1896).
Quiroga lo leyó y quedó muy impresionado. Tan impresionado que se lo fusiló casi por completo. También es muy probable que Conrad haya hecho lo mismo con otro antecesor suyo. Y sea otro plagiador de lujo. Expertos en Conrad dicen que la influencia de Maupassant y Flaubert es innegable.
Jorge Luis Borges, no se cansó de plagiar las mil y una maravillas que su pródigo intelecto escarbaba con el entusiasmo de un niño jugando siempre. Y lo que creó fue un portento literario con su propia autonomía e identidad.
Así que, Aristóteles y Platón, siguen dialogando por los siglos de los siglos a través de muchos imitadores con la perspicacia de hacer pasar como nuevo lo que ya es muy viejo en los territorios de la filosofía.
Ideas matrices esenciales que se desdoblan en mil vericuetos. Componiendo una sinfonía de enredos con voces tan dispares como interpretes variopintos.
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El arte es socarrón y a veces mudo. Y el dictamen sobre el gran arte es una suma de sorpresas bien explicadas que encajan en la opinión de los expertos divulgadores que democratizan el buen gusto.
Aunque no todo el mundo tiene la dicha de la sensibilidad y de herir a la belleza.
Ángel Rafael Lombardi Boscán es Historiador, profesor de la Universidad del Zulia. Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ. Premio Nacional de Historia. Representante de los Profesores ante el Consejo Universitario de LUZ
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