Los misterios de la ‘leche de burra’, por Miro Popic
Dicen que Popea, la mujer de Nerón, viajaba siempre con quinientas burras paridas para bañarse en su leche. Así era la buena fama que tenía la reputada leche de burra, utilizada contra la tisis, para corregir irritaciones intestinales y combatir afecciones nerviosas. Aseguran que es muy parecida a la leche materna, aunque un poco más ligera, contiene menos nata y caseína que la de vaca y para que sea de calidad debe provenir de animales jóvenes, sanos, recién paridos.
Pero a lo que vamos a referirnos ahora es a otra leche de burra que de burra no tiene nada salvo el nombre. Porque, ¿qué significa leche de burra en Venezuela? De acuerdo al Diccionario de Venezolanismos, es “una bebida que se prepara con leche, huevos batidos, aguardiente y azúcar. Es típica de Los Andes”. Luego cita un testimonio de J. Caballero donde dice que es “un licor del campo, que se hace a base de leche cocinada con astillas de canela. A esto se le une un melado hecho con azúcar. Luego se le agregan huevos y al final el aguardiente”.
La palabra ponche tiene origen inglés, punch, y no tiene nada que ver con el ponche que se produce en el béisbol cuando el bateador no pueda darle a la bola. Era una bebida fría o caliente que se elaboraba con ron y almíbar o bien té, azúcar, especias y frutas. De ahí pasó al francés una vez que se autorizó la importación de ron de las Antillas, cosa que estaba prohibida antes de 1830 para que no compitiera con el coñac. Existen múltiples variantes de esta preparación, incluso algunas que se hacen con vino sauternes, vino blanco seco o champán, pero ninguna lleva leche. Lo más cercano es una versión italiana donde sobre un merengue de claras de huevo batidas se vierte un poco de ron al momento de servirlo.
Existen por toda América diferentes bebidas con la misma base de preparación donde aparecen leche, azúcar, huevos, especias y aguardiente. En Panamá, por ejemplo, le llaman ron ponche y no tienen empacho en nombrarla ron porque eso es lo que le da la malicia necesaria para que la gente se alegre, especialmente en navidad. En Chile la preparan con aguardiente de uva, que llaman pisco, y la denominan cola de mono, cuyo nombre atribuyen a que originalmente era un licor casero que se embotellaba en envases vacíos del famoso producto español Anís del Mono. En Puerto Rico lo llaman coquito y lo hacen con leche evaporada, leche condensada y le agregan un toque de leche de coco. Los peruanos preparan una bebida que llaman biblia a la que, además de yemas de huevo y leche le agregan pisco, vino de oporto y crema de cacao. Los mexicanos llaman a lo suyo rompope y dicen que lo crearon las monjas Clarisas en la ciudad de Pueblo, en el siglo XVII.
¿De dónde viene el uso de la leche en este tipo de bebidas? De lo niños. Puede parecer una herejía, pero así es. Se trata de una bebida de origen campesino, rural, donde leche y huevo son los primeros alimentos disponibles a diario en el conuco. El agregado de alcohol es un toque de malicia para calentar las frías noches andinas y alegrar el espíritu. Como antes que nada era considerado un alimento, es lógico que los niños disfrutaran de ella.
En un artículo publicado en El Nacional (24/09/1981) el profesor H. Venegas recuerda cosas de su infancia y mencionado las tres potencias que marcaban la juventud de aquellos años: “Estas tres potencias eran chivo, yuca y leche de burra. Este último era un agradable brebaje…algunos nos conformábamos con nuestro traguito de leche de burra”. Francisco Tamayo, en el Léxico popular venezolano, dice que “la leche de burra, tomada diariamente, se recomienda contra las gripes rebeldes y, en general, como reconstituyente de las vías respiratorias”. ¿Qué tal?
Si les parece parecida a lo que hoy compramos como Poche Crema en el automercado cuando llegan las navidades, no es mera coincidencia. Porque el Ponche Crema es hijo de la leche de burra, aunque don Eleodoro diga lo contrario