Los monstruos de la razón, por Simón Boccanegra

El grado de irracionalidad que induce la polarización política de nuestro país es tal que hay quien manifiesta no contra la guerra ni contra la arrogancia imperial de Bush, sino ¡a favor de Saddam Hussein!, insensatez que quita toda pertinencia a esa protesta, así como hay quien pide que después de Irak los norteamericanos se metan aquí y arreglen cuentas con Chávez. Unas y otras son manifestaciones de alienación de las que sus protagonistas seguramente se avergozarían si pudieran discutirlas tranquilamente y en privado. La razón produce extraños monstruos. Curiosamente, varios de los que han expresado tales opiniones son los mismos que aplaudieron el golpe de Carmona y fueron entusiastas partidarios del autogol posterior, el paro. A estos no hay que pedirles reflexión alguna. Son los Marqués de Casa León y los José Domingo Díaz de todas las épocas. Ahora, por supuesto, creen tener al arma definitiva: los marines y las bombas inteligentes. Sólo habría que desear que no les caiga encima una de esas bombas inteligentes que, por lo visto, más de una vez se ponen brutas.