Los partidos políticos, por Teodoro Petkoff
Se tiene urgencia de ir de Caracas a Maracaibo, por tierra, y se produce un derrumbe en la carretera, se escoge una vía alterna, pero para seguir hacia Maracaibo y no para desviarse hacia San Fernando de Apure. Mantener y desarrollar la unidad de los partidos opositores constituye un objetivo estratégico que no se debería declarar inútil cada vez que surjan obstáculos en definitiva, inevitables-, en ese camino. ¿Qué los partidos de la Mesa Unitaria son débiles? Sí, ¿pero existe alguna alternativa más robusta que ellos? No. ¿Qué son lentos en las respuestas? Sí, ¿pero existe alguna alternativa más ágil que ellos? No.
¿Qué su poder de convocatoria no es el que desearíamos? Sí, ¿pero existe alguna forma de organización que lo tenga mayor? No. ¿Qué sus vínculos organizados con «las masas» son precarios? Sí, ¿pero existe alguna otra forma de organización que los tenga más profundos? No.
Por añadidura, todas esas preguntas tienen hoy una respuesta más positiva que la que tenían hace un año. Hoy, son más estructurados, menos lentos, con lazos populares más desarrollados que hace un año y, además, han venido afirmando su capacidad de acción unitaria.
La Mesa Democrática no es una más de las intentonas de acción unida sino desarrollo, en un nivel superior, del proceso de unificación opositora que ya viene andando desde 2007 y que dio pie al acuerdo del 23 de Enero de este año, plasmado ahora en la Mesa Democrática. Lo serio es continuar avanzando por ese sendero y cada contingencia de la vida política nacional debe ser una oportunidad para fortalecer la perspectiva unitaria. Ser exigente con los partidos de oposición es para estimular la perseverancia y la tenacidad en el empeño en que están y no una coartada para descalificarlos.
Aquí, después del colapso de las organizaciones partidistas en 1998-99 y de varias peripecias desafortunadas que más bien contribuyeron a reforzar el poder de Chávez (piénsese nada más en el abstencionismo que las infectó en una época), se afirmó, a partir de 2007, una estrategia democrática y unitaria, que ha tenido altibajos, pero que ha venido traduciéndose en un continuo incremento de la votación opositora, que ha subido desde un promedio de 37-38% (1999-2006) hasta las vecindades del 50% -un poquito por arriba, un poquito por abajo- en los tres siguientes rounds electorales (2007, 2008, 2009).
¿Qué han atropellado y despojado a las gobernaciones y alcaldías ganadas por la oposición? Si, ¿pero, por ejemplo, habría sido preferible tener a Aristóbulo que a Ledezma, a Cabello en lugar de Capriles, a Chacón en lugar de Ocariz? La conducta decidida, firme y valiente que ellos, y otros, (Pérez Vivas, Pablo Pérez) frente a la brutalidad del régimen es la mejor demostración de que esos votos no se perdieron. Ha sido la estrategia unitaria y democrática la que ha fortalecido los instrumentos partidistas existentes y, por ende, al propio pueblo. El tiempo de las aventuras se acabó.