Los riñones de Jorge Rodríguez, por Simón Boccanegra
El CNE decidió entregar a los partidos políticos el registro electoral. Fue un acto de exquisito cinismo. Lo que recibieron los partidos fue una lista de 14 millones de personas, sin ningún otro dato que acompañe sus nombres. Nada. Ni dirección, ni ubicación y número de las mesas de votación, ni los integrantes de éstas. En otras palabras, lo que fue entregado es inservible. No sólo se viola la Ley del Sufragio (art. 95), que establece taxativamente lo que es el registro electoral y los datos que deben integrarlo, sino que en el CNE deben pensar que los venezolanos nunca hemos votado.
Aquí tenemos más de medio siglo votando y siempre, siempre, el registro electoral contenía todos los datos esenciales de los electores, cuya difusión, además, no perjudica ni su honor ni su reputación. Pero lo más desvergonzado de todo fue el argumento utilizado para justificar esa arbitrariedad.
Existe, según el CNE, una decisión del TSJ que ordena proteger los datos de los ciudadanos, que no pueden ser entregados a nadie sin la autorización del afectado. De modo que el mismo CNE que se mantuvo impávido ante la “listascón” y que, incluso, no ha podido demostrar que no fue de su seno que salió ella, ahora es el celoso guardián de la privacidad de los electores. Los riñones de Jorge Rodríguez son como para conservarlos en un museo.