Los seniors también innovan, por David Somoza Mosquera
El talento senior del que tanto se habla hoy –en parte debido a la cantidad de emprendedores exitosos y empleados que se destacan en las empresas– se refiere a los profesionales generalmente desde los 50 años en adelante que cuentan con una larga trayectoria profesional.
Sin embargo, hay quienes piensan que cuando un empleado cumple 50, 60 o más años de edad deja de ser productivo. También suelen asociar a estos profesionales con el momento de la jubilación. Pero, en realidad, ellos tienen los conocimientos, la experiencia y las habilidades adquiridos a lo largo de muchos años de desempeño laboral que pueden seguir resultandos beneficiosos para las empresas.
En ese sentido, la afirmación de que el talento senior está acorralado por las otras dos categorías de talento –junior y consolidado– es rebatible. La creatividad y la disposición innovadora no tienen edad y cada vez más personas mayores permanecen activas en el mercado laboral.
El talento senior aporta un valor diferencial en el área de innovación, gracias a la experiencia acumulada y a la capacidad de liderazgo. Así que incorporarlo en las organizaciones representa un valor fundamental.
Mientras el talento joven puede tener una mirada más actualizada respecto a una tema o situación, el talento senior la puede complementar con una opinión basada en la experiencia y el conocimiento aprendido a través de los años. Esta complementariedad permite tomar decisiones más completas y efectivas.
De allí la importancia de tener empleados con distintas perspectivas para aportar diversas miradas dentro de grupos de trabajo. Un equipo más diverso promueve un ambiente de trabajo más enriquecedor y la presencia de distintas generaciones fomenta el respeto y la apertura a escuchar diferentes puntos de vista según la edad, lo que hace que se complementen entre sí.
Por eso, lo recomendable es formar equipos «plurigerenacionales», integrados también por seniors, quienes podrían ser guías para los juniors y los consolidados.
Otra característica de los profesionales seniors es que al haber experimentado crisis donde han trabajado tienen la experticia para enfrentar los imprevistos y salir airosos. Su larga trayectoria no solo se traduce en conocimiento, sino que cuentan con una visión más amplia que les permite anticiparse rápidamente a las situaciones.
Además, ellos no se pueden dar el lujo de fracasar o empezar de nuevo como podrían hacerlo los más jóvenes. Esto significa una disminución de la rotación laboral, ya que los seniors son personas más fieles con las empresas a las que pertenecen, otorgando mayor estabilidad a los equipos de trabajo.
A todo lo anterior se suma la amplia red de contactos y la capacidad de relacionarse de estas personas, pues han tenido la oportunidad de conocer a más profesionales durante su desarrollo laboral. Esta red de contactos les puede permitir a las compañías formar nuevas oportunidades de negocios, alianzas estratégicas y conseguir potenciales clientes.
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Así que contar con estas personas mayores representa para las empresas una valiosa oportunidad, debido a la experiencia laboral acumulada. Y si bien se innova de manera diferente cuando se es joven y sin experiencia a cuando se tiene cierta edad y mucha experiencia, poseer una actitud innovadora y la voluntad de involucrarse en proyectos novedosos no depende de la edad. Importan las capacidades, las habilidades y las ganas de seguir creciendo y desarrollándose.
David Somoza Mosquera es especialista en temas de negocios y manejo de capital humano.
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